Horacio
Costa
A Katyna Henríquez
Wang
Wei pintaba jardines y cultivaba plantas
En
la China Imperial pintar plantar jardines
Era
más noble que echar discursos ante un senado inexistente narcortizado
-Cicerón
sermonea Quintiliano gimotea-
Los
senadores no prestan atención
Porque
observan las musculosas pantorrillas de los guardias
Dacios
& Mesios & Beocios principalmente Beocios
El
jardín romano era un patio de recepción
Con
8 rosales geométricos
64
vasos de cerámica 128 plantas de geranios perfectamente retóricas
Horacio
quería un jardín regular
El
número de hojas de sus rosales sería contado
El
número de pétalos de rosas sería minuciosamente contado
Como
sílabas de poemas estrictamente sintácticos
Las
rosas amarillas serían asonancias
El
jardín horaciano es un Mondrian avant-la-lettre
Pero
Horacio no tuvo dinero para comprar esclavos que contasen pétalos y hojas
Silábicas
Las
piedrecitas del paseo como pausas poéticas
Por
eso el jardín de Horacio nunca existió
Cuando
pensamos en él nos acordamos de un jardín inexistente
De
un jardín civil como Demóstenes
Un
ágora iluminado
Por
plantas ciudadanos atentos a la perorata
Plantas
como oídos vegetales nardos como micrófonos
Y
el ciprés que se vislumbra un agente de prensa
Wang
Wei cultivó su jardín
Y
mientras plantaba pintaba
Sus
micrófonos caligráficos con piedras traídas de lejos
Que
el lago y la corriente duplicaban en las sutiles tardes otoñales
Etc.
Wang
Wei cultivaba jardines
Wang
Wei pintaba paisajes
Mas
ella, ah,
Ella
Ella
cantaba boleros
New
Haven, 1985-86
Traducción de Pedro Marqués de Armas
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