viernes, 13 de diciembre de 2024

A Montale




Maria Luis Spaziani 

 

                                                           el 12 de septiembre de 1981

 

Te borras y súbito en otras formas te anuncias,

sapiente falsete de alegre bruma,

antigua palma adolescente, trémula

en un desconcierto de aguas extrañas.

 

Tu desaparición es escándalo, es mensaje

que trastorna los meridianos interiores,

envuelve el futuro y arrastra

pitósporos, tormentas, termiteros -


¿Puede tu paso desvanecerse alguna vez

para el que hereda esos secretos impermeables?

Lo mejor de la sepia es el hueso.

El resto es para los cocineros.

 


A Montale


                                                            il 12 settembre 1981

 

 

Tu ti cancelli e subito in altre forme ti annunci,

falsetto sapienziale di nebbia allegra,

antica palma adolescente, tremula

in un bemolle di acque strane.


La tua scomparsa è scandalo, è messaggio

che sconvolge interiori meridiani,

coinvolge il futuro e trascina

pitòsfori, bufere, termitai –

 

Potrà mai dileguarsi il tuo passo

per chi eredita quegli impervi segreti?

Il meglio della seppia è l’osso.

Il resto è per i cuochi.

  

(La stella del libero arbitrio, 1986)


Traducción: Pedro Marqués de Armas 



martes, 10 de diciembre de 2024

Luz de invierno



Eugenio Montale


Cuando bajé del cielo de Palmira

sobre palmeras enanas y propileos confitados 

un rasguño en la garganta me advirtió

que me habrías raptado,

cuando bajé del cielo de la Acrópolis

y encontré, a kilómetros, cabañas  

de pulpos y murenas

(¡la sierra de sus dientes

sobre el corazón encogido!),

cuando dejé las cimas de la aurora 

inhumanas para el gélido museo

de momias y escarabajos (tú estabas mal,

única vida) y confronté la piedra pómez

y el jaspe, la arena y el sol, el fango

y la arcilla divina -

ante la chispa que se elevó

fui nuevo e incinerado



Luce d'inverno

 

Quando scesi dal cielo di Palmira

su palme nane e propilei canditi

a un’unghiata alla gola m’avvertì

che mi avresti rapito,

quando scesi dal cielo dell’Acropoli

e incontrai, a chilometri, cavagni

di polpi e di murene

(la sega di quei denti

 sul cuore rattrapito!),

quando lasciai le cime delle aurore

disumane per il gelido museo

di mummie e scarabei (tu stavi male,

unica vita) e confrontai la pomice

e il diaspro, la sabbia e il sole, il fango

e l’argilla divina –

alla scintilla

che si levò fui nuovo e incinerito.


 

Versión Pedro Marqués de Armas


sábado, 7 de diciembre de 2024

¿Diste mi nombre a un árbol? No es poco


Eugenio Montale


¿Diste mi nombre a un árbol? No es poco;

pero no me resigno a ser sombra, o tronco,

en el abandono de un suburbio. El tuyo

lo he dado a un río, a un largo incendio, al crudo

juego de mi suerte, a la confianza

sobrehumana con que hablaste al sapo

salido de la cloaca, sin horror o piedad

o júbilo, al aliento de ese labio tuyo

fuerte y suave que nombrando puede 

crear: sapo flor hierba peñasco -encina 

dispuesta a desplegarse sobre nosotros

en lo que la lluvia despoja los pétalos 

carnosos del trébol y el fuego crece.

 

Hai dato il mio nome a un albero? Non é poco 


Hai dato il mio nome a un albero? Non é poco;

pure non mi rassegno a restar ombra, o tronco,

di un abbandono nel suburbio. Io il tuo

l'ho dato a un fiume, a un lungo incendio, al crudo

gioco della mia sorte, alla fiducia

sovrumana con cui parlasti al rospo

uscito dalla fogna, senza orrore o pietà

o tripudio, al respiro di quel forte

e morbido tuo labbro che riesce,

nominando, a creare; rospo fiore erba scoglio -

quercia pronta a spiegarsi su di noi

quando la pioggia spollina i carnosi

petali del trifoglio e il fuoco cresce.



Versión: Pedro Marqués de Armas



De un lago suizo



Eugenio Montale


Mi zorra, también yo fui un día el "poeta

asesinado", allá en el bosque de avellanos

raso, en una gruta, junto a una hoguera;

iluminaba tu rostro un halo de oro

al fondo de esa cueva y calaba

lento su cauce hasta alcanzar

un nimbo, en que disolverse; y yo, ansioso,

invocaba el final sobre ese hondo

signo de tu vida abierta, amarga,

atrozmente frágil y sin embargo fuerte.


¿Serías quién brilló en lo oscuro? En aquel surco

pulsante, en la candente explanada,

al acecho sobre el trazo de tu leve

zarpa de predador (una huella casi

invisible, estrella), yo, extranjero,

aún me dirijo; y volando un pato

negro, desde el hondo lago, al nuevo

incendio me lleva, para quemarse.



Da un lago svizzero


Mia volpe, un giorno fui anch’io il “poeta

assassinato”: là nel noccioleto

raso, dove fa grotta, da un falò;

in quella tana un tondo di zecchino

accendeva il tuo viso, poi calava

lento per la sua via fino a toccare

un nimbo, ove stemprarsi; ed io ansioso

invocavo la fine su quel fondo

segno della tua vita aperta, amara,

atrocemente fragile e pur forte.


Sei tu che brilli al buio? Entro quel solco

pulsante, in una pista arroventata,

àlacre sulla traccia del tuo lieve

zampetto di predace (un’orma quasi

invisibile, a stella) io, straniero,

ancora piombo; e a volo alzata un’anitra

nera, dal fondolago, fino al nuovo

incendio mi fa strada, per bruciarsi.



Versión Pedro Marqués de Armas


Poema acróstico inspirado en la poeta Maria Luisa Spaziani. 



jueves, 5 de diciembre de 2024

Viento sobre la media luna



Eugenio Montale 


                                                                      Edimburgo               

El gran puente no llevaba a ti.
Te habría alcanzado incluso navegando
por las alcantarillas, a una orden tuya.
Pero ya las fuerzas, con el sol en los cristales
de las terrazas, se iban agotando.


El hombre que predicaba en la Media Luna
me preguntó: “¿Sabes dónde está Dios?” Lo sabía
y se lo dije. Sacudió la cabeza. Desapareció
en un torbellino que arrastró a hombres y casas
y los alzó por lo alto, sobre la brea.

 

Vento sulla mezza luna


                                                                    Edimburgo

Il grande ponte non portava a te.
T’avrei raggiunta anche navigando
nelle chiaviche, a un tuo comando. Ma
già le forze, col sole sui cristalli
delle verande, andavano stremandosi.

L’uomo che predicava sul Crescente
mi chiese: “Sai dov’è Dio?”. Lo sapevo
e glielo dissi. Scosse il capo. Sparve
nel turbine che prese uomini e case
e li sollevò in alto, sulla pece.


Versión Pedro Marqués de Armas 


miércoles, 4 de diciembre de 2024

Permaneciendo lúcido



Lento Goffi 

  

Recojo información, noticias, para el día

cuando llegue no me tome desprevenido.

Ella, a los varones de casa los elige

entre los cincuenta y sesenta años, sólo uno

llegó a la venerable edad de setenta y cinco.

Cáncer, por lo general. Mi padre, con más suerte,

de un ataque al corazón. “También tú, me digo, estás maduro

para la última zancadilla, el exit montaliano.

Prepárate, pues, y recuerda desde ahora

que los médicos principiantes, para distraerte,

diagnosticarán la bronquitis habitual

o anemia”.

 

                       Por supuesto, evitaría

las trampas piadosas y permaneciendo lúcido

la acogería con una palabra obscena

o un verso de enternecido adiós.

 


Lucido restando



Raccolgo informazioni, notizie, perché il giorno

quando giunga, non mi trovi impreparato.

Lei, i maschi di casa mia li sceglie

fra i cinquanta e i sessant’anni, uno solo

ha toccato l’età veneranda dei settantacinque.

Cancro, di solito, mio padre, più fortunato,

secco per un colpo. "Tu pure mi dico, sei maturo

per l’ultimo sgambetto, l’exit montaliano.

Preparati, dunque, e ricorda sin da ora

che i medici insipienti, per distrarti,

diagnosticheranno la solita bronchite

o un’anemia". 

 

                       Certo, evitare vorrei

le trappole pietose e lucido restando

accoglierla con una parola oscena

o un verso d’intenerito addio.



Trad. Pedro Marqués de Armas



martes, 3 de diciembre de 2024

Otoño en Ebranno



Lento Goffi 

 

El camino está a mitad de la colina, un tanto apartado.

Lo recorro entre unos pocos árboles desnudos,

bajo un sol de noviembre que evoca la primavera.

Los campesinos -la cosecha acaba de terminar-

ya están podando las vides.

No hay descanso, acá arriba; la vida tiene un ritmo pleno

que desconoce de sueños de poetas.

Me acompaña, mientras me alejo

bajo un sol de noviembre que evoca la primavera,

un chasquido de tijeras

que la distancia atenúa

y funde en un silbido de insectos de oro.

 


Autunno ad ebranno 


Il sentiero è a mezza costa, un poco fuor di mano.

Lo percorro tra radi alberi spogli

in un sole novembrino che evòca primavera.

I contadini - la vendemmia è appena terminata -

già potano le viti.

Non c'è riposo, quassù; la vita ha un ritmo pieno

che non conosce i sogni dei poeti.

M'accompagna, mentre m'allontano

nel sole novembrino che evòca primavera,

lo scatto delle forbici

che la distanza attenua

e fonde in un brusio d'insetti d'oro.


 

Trad. Pedro Marqués de Armas 




domingo, 1 de diciembre de 2024

Trampas de antaño

 

Lento Goffi 

 

Borra la palabra, la roja palabra erizada, 

apaga el fuego robusto y travieso, 

míralos, míralos, los pálidos fantasmas.

En otro sitio florecen amapolas

en jardines luminosos, trampas de antaño

como estanques y acequias y los golpes del mazo

y ni siquiera una horca, una rama bifurcada

para colgar la roja palabra erizada

el enigma sobre el que rueda y ruge la tormenta.

Y, sin embargo, este tiempo nuestro resuena,

quiere ser escuchado, asciende el caracol de las horas,

regatea el espacio, bordea la noche de plata

luminiscente, también de antaño,

trampa, imagen revertida, nada.


Trappole d'antan


Cancella la parola, la rossa irta parola,

spegnilo il fuoco iocundo e robustoso,

guardali, su guardali i pallidi fantasmi.

Altrove fioriscono i papaveri

in luminosi giardini, trappole d’antan

come stagni e rogge e i colpi del maglio

e neppure una forca, un biforcuto ramo

per impiccarvi la rossa irta parola

l’enigma su cui rotola e scroscia il temporale.

Eppure risuona quel nostro tempo, vuole ascolto,

risale la lumaca dell’ore,

sbava lo spazio, orla la notte d’argento

luminescente, d’antan anch’esso,

trappola, estroflessa immagine, nulla.



Traducción: Pedro Marqués de Armas 




sábado, 30 de noviembre de 2024

Mirlo



Umberto Saba


¿Existía aquel mundo al que regreso

en sueños, que en sueños aún me sacude?

Ciertamente existía. Eran parte de él

mi madre y un mirlo.

 

Apenas si los veo. Pero resalta el negro

y el amarillo de quien contento me saludaba

con su canto (tal era mi pensamiento)

que yo oía desde la calle. Mi madre

sentada, cansada, en la cocina. Cortaba

para él solo (tal era su pensamiento)

la carne de mi cena. Ninguna

visión o rumor lo excitaba tanto.

 

Entre un muchacho enjaulado y un insectívoro,

que robaba los gusanos de su mano,

en aquella casa, en aquel mundo lejano,

había un amor. Como también un equívoco.

 

Merlo


Esisteva quel mondo al quale in sogno

ritorno ancora; che in sogno mi scuote?

certo esisteva. En’erano parte

mia madre e un merlo.

 

Li vedo appena. Piú risalta il nero

e il giallo di chi lieto salutava

col suo canto (era questo il mio pensiero)

me, che l’udivo dalla via. Mia madre

sedeva, stanca, in cucina. Tritava

a lui solo (era questo il suo pensiero)

e alla mia cena la carne. Nessuna

vista o rumore cosí lo eccitava.

 

Tra un fanciullo ingabbiato e un insettivoro,

che i vermetti carpiva alla sua mano,

in quella casa, in quel mondo lantano,

c’era un amore. C’era anche un equivoco.



Trad. Pedro Marqués de Armas 


 

Con Ungaretti en el Cairo

 


 

Leonardo Sinisgalli


El Tigre se ríe inequívoco

del bosque que tiembla

de miedo, de la ciudad

indefensa, de los pobres

que comen patata con sal

y beben crema de avena

ante las carretas de viejos hierros

al rojo vivo.


  

Con Ungaretti al Cairo

 

La Tigre ride sicura

della foresta che trema

di paura, della città

inerme, del povero

che mangia una patata

col sale e beve

crema di avena

davanti ai carretti roventi

di ferri vecchi.



Trad. Pedro Marqués de Armas 




sábado, 23 de noviembre de 2024

Años después

 


Vittorio Sereni 

 

La espléndida delirante lluvia ha amainado,

con sus escasas últimas gotas nos besa.

De vuelta al aire libre

amor y amistad están a mi lado.

Y eso, que hasta hace poco casi imploraba,

desde el oscuro pórtico el rumor

retumba a las espaldas, irrumpe del pasado:

rostros inmutables, reconocidos, tendrán

un viejo aire en ellos hoy congelado.  

¿También los nuestros, entre ellos, los de entonces?

Te ruego amor no voltearte 

y tú quédate, amistad, defiéndenos.

 

  

Anni dopo

 

La splendida la delirante pioggia s'è quietata,

con le rade ci bacia ultime stille.

Ritornati all'aperto

amore m'è accanto e amicizia.

E quello, che fino a poco fa quasi implorava,

dall'abbuiato portico brusìo

romba alle spalle ora, rompe dal mio passato:

volti non mutati saranno, risaputi,

di vecchia aria in essi oggi rappresa.

Anche i nostri, fra quelli, di una volta?

Dunque ti prego non voltarti amore

e tu resta e difendici amicizia.



Traducción: Pedro Marqués de Armas 



martes, 22 de octubre de 2024

Quizá la juventud es sólo esto

                                 


Sandro Penna

 

Quizás la juventud es sólo esto

perenne amar los sentidos sin arrepentirse.

 

Quizás la inspiración es sólo un grito

confuso. Pero entre las columnas de la ley, 

cada muchacho riendo se masturba.

 

Apoyo mi frente en la gélida

barandilla de la puerta. Mi noche 

siente desaparecer cada muchacho. 

 

Ardiendo completamente por la vida

vivo en ella feliz y disuelto.

No siento mi pena de amor

más de lo que no cura la herida.

 

Quizás es mejor sufrir que gozar.

Quizás todo es igual. Incluso la nieve

es más bella que el sol. Pero el amor…

 


Forse la giovinezza è solo questo

 

Forse la giovinezza è solo questo

perenne amare i sensi e non pentirsi.

 

Forse l’ispirazione è solo un urlo

confuso. Ma entro le colonne della

legge, ridendo si masturba ogni fanciullo.

 

Appoggio la mia fronte alla ringhiera

gelida del cancello. La mia notte

ascolta dileguare ogni fanciullo.

 

Arso completamente dalla vita

io vivo in essa felice e dissolto.

La mia pena d’amore non ascolto

più di quanto non curi la ferita.

 

Forse è meglio soffrire che godere.

O forse tutto è uguale. Anche la neve

è più bella del sole. Ma l’amore..

 

 

Versión Pedro Marqués de Armas


jueves, 26 de septiembre de 2024

Henry Michaux, “Ecuador Journal de Voyage”


Jorge Mañach


Un hombre que no sabe ni viajar ni llevar un diario ha compuesto este diario de viajes. Pero, en el momento de firmar, súbitamente tomado de miedo, se tira la primera piedra. Voila". Ese es todo el prefacio del autor. ¿Quién se atreverá, después de él, a tirarle piedra alguna, si precisamente el encanto magdalénico de este libro reside en su informalidad, en su desenfado, en su desentendimiento de todo lo convencional? Sólo así, sin cálculo ni técnica, se aseguran eficacia deleitante los viajes y los diarios. El viajero y el diarista avezados son insoportables. Michaux fue al Ecuador. Pasó allá un año. Volvió. Y dio a la estampa estos apuntes —prosa, verso— para la inteligencia del trópico sudamericano. Tienen ese sabor de presencia, esa intimidad incoherente —y sin embargo única— de los diarios. Desmenuzan el espectáculo de un ingenio europeo reaccionando ante el hecho natural superlativo de América, vengándose de su magnitud, tomándole el pelo. El anti-Chateaubriand. Pinchazos a lo sublime, para no caer en romanticismo. Y, todo ello, acentuado por ese moderno fastidio, por ese elegante desencanto moranesco de lo exótico: "ríen que la terre". Michaux mismo nos lo explica, páginas adentro. Se opera actualmente “la crisis de la dimensión”: “Sufrimos mortalmente, de la dimensión, del porvenir de la dimensión de que estamos privados, ahora que ya le hemos dado, hasta la saciedad, la vuelta a la tierra". Así, nada le impresiona demasiado a este europeo curado de magnitudes: los Andes, los volcanes, los ríos como mares, se le convierten en materia de humorismo. Los mismos peligros —minuciosamente descritos— de la América inédita, no lograrán, a lo sumo, sino irritarle un poco. Nada de robinsonismo en esa versión de aventuras. Ninguna concesión al énfasis del espectáculo. De su belleza, solamente algún leve registro. Y, sin embargo, no hay petulancia alguna, más bien una óptica nihilista, asistida por el famoso sentido francés de "la mesure". De cuando en cuando, alguna interpolación lírica—¿lírica?—, alguna boutade crítica. Un vejamen de lo exótico, doblado a veces de poesía, transido de humorismo, deletéreo casi de tan inteligente, en que se desalmidonan un poco todos los misterios del nuevo mundo. Un buen libro para el Sr. Chocano. Un libro de irritante gracia para nuestros mejores amigos de Quito.

 

Revista de Avance, IV, no. 41, dic. 15, 1928, p. 373. 

 

viernes, 6 de septiembre de 2024

El verdugo


Henri Michaux 


A causa de la debilidad de mi brazo, nunca hubiera podido ser verdugo. No hubiera cortado ningún cuello limpiamente, ni incluso de cualquier otro modo. El arma, en mis manos, hubiera chocado no sólo con el obstáculo imperial del hueso, sino también con los músculos de la región del cuello de estos hombres acostumbrados al esfuerzo, a la resistencia.

Un día, sin embargo, se presentó para morir un condenado con el cuello tan blanco, tan endeble, que se acordaron de mi candidatura para el puesto de verdugo; trajeron a condenados cerca de mi puerta y me ofrecieron matarlo. 

Tan oblongo y delicado era su cuello, que hubiera podido cortarlo como una rebanada. Me di cuenta enseguida, era una verdadera tentación. No obstante, rehusé educadamente, dando efusivas gracias.

Casi enseguida, lamenté mi rechazo; pero era demasiado tarde, el verdugo oficial ya le cortaba la cabeza. Se la cortó como de ordinario, al igual que cualquier otra cabeza, según lo que acostumbraba con las cabezas, desinteresado, sin ni siquiera ver la diferencia.

Entonces lo lamenté, sentí despecho y me reproché haberlo rechazado como lo hice, deprisa y nerviosamente y casi sin darme cuenta.


Traducción: Marta Segarra.


La noche se agita y Plume precedido por Lejano interior, Barcelona, Círculo de Lectores, 1994, p. 225.



domingo, 1 de septiembre de 2024

Vidas de escritores fatales



Nueva entrega de Potemkin ediciones. Literatura de cajón: vidas de escritores fatales rescata las trayectorias de tres figuras importantes del siglo XX hoy olvidadas, así como obras principalísimas de estos autores. De Étienne Moreau, novelista, dramaturgo y ensayista francés nacido en Pamiers en 1897 y radicado en Barcelona hasta la caída de la Segunda República -cuyo legado sigue en disputa por sus herederos-, recuperamos la pieza teatral en cinco actos Paraninfo de los estados limítrofes, absurdo pleno con toques futuristas, escrita en los años cincuenta y que ha resistido la prueba del tiempo. Silvano Russo, poeta italiano que navegó al margen de las principales corrientes del novecientos, con vínculos en su juventud con el Grupo 63, y sin dudas una de las voces más irónicas de la Emilia-Romaña, pasó casi toda su vida fuera de su país donde solo recientemente comienza a ser reconocido. Por último, el poeta y cónsul cubano Diwaldo Salom y Andraca de la generación de Arpas Amigas, tal vez el más olvidado entre los bardos de la isla, muerto por inmolación en Palma de Mallorca en 1928, y al que devolvemos con total exhaustividad al lugar que merece en la poesía hispanoamericana. Seguro que esta selección no defraudará.



viernes, 30 de agosto de 2024

El sombrero de Zequeira

 

Francisco Morán

                                                             para Pedro Marqués de Armas


Por la puerta de ayer de Monserrate

traje las joyas y el manto de la piña,

el reloj de la Habana, la lampiña

fuente de la sed y el disparate.

 

Traje la pompa y el aire que me abate,

el hedor de la muerte, la rapiña,

los ojos asustados de la niña

por un viejo color de escaparate.

 

Por la puerta de ayer de la Tenaza

llevé el agua a las quintas, la modorra,

los triunfantes despojos habaneros,

 

e instalé mi locura en las terrazas,

en la ciudad incesante que se borra

cada vez que me pongo este sombrero.



miércoles, 14 de agosto de 2024

La educación por la piedra

 

Para la Feria del Libro

 

                                                        A Ángel Crespo

 

Hojeada, la hoja de un libro retoma

lo lánguido vegetal de hoja hoja,

y un libro se hojea o se deshoja

como bajo el viento el árbol que lo dona;

hojeada, la hoja de un libro repite

fricativas y labiales de vientos antiguos,

y nada finge viento en hoja de árbol

mejor de lo que el viento en hoja de libro.

Sin embargo, la hoja, en el árbol del libro,

más que imitar al viento, lo profiere:

la palabra en ella urge a voz, que es viento,

o ventolera, que barre la podredura a cero.

 

Silencioso: sea cerrado o abierto,

incluso lo que grita adentro, anónimo:

sólo expone el lomo, puesto en el estante,

que apaga en pardo todos los lomos;

modesto: sólo se abre si alguien lo abre,

y opuesto tanto al cuadro en la pared,

abierto toda la vida, como a la música,

viva apenas en cuanto vuelan sus redes.

Pero a pesar de eso y a pesar de lo paciente

(se deja leer donde quieran), severo:

exige que le extraigan, o interroguen;

y jamás exhala: cerrado, lo mismo abierto.

 

 

Para a Feira do Livro

                                                       

                                                        A Ángel Crespo

 

Folheada, a folha de um livro retoma

o lânguido vegetal de folha folha,

e um livro se folheia ou se desfolha

como sob o vento a árvore que o doa;

folheada, a folha de um livro repete

fricativas e labiais de ventos antigos,

e nada finge vento em folha de árvore

melhor do que o vento em folha de livro.

Todavia, a folha, na árvore do livro,

mais do que imita o vento, profere-o:

a palavra nela urge a voz, que é vento,

ou ventania, varrendo o podre a zero.

 

Silencioso: quer fechado ou aberto,

incluso o que grita dentro, anónimo:

só expõe o lombo, posto na estante,

que apaga em pardo todos os lombos;

modesto: só se abre se alguém o abre,

e tanto o oposto do quadro na parede,

aberto a vida toda, quanto da música,

viva apenas enquanto voam as suas redes.

Mas apesar disso e apesar do paciente

(deixa-se ler onde queiram), severo:

exige que lhe extraiam, o interroguem;

e jamais exala: fechado, mesmo aberto.


                                           Ver o bajar libro entero Aquí



sábado, 10 de agosto de 2024

Ferdydurkistas

  


Virgilio Piñera 


Ferdydurke produjo en los círculos de la élite polaca una fuerte conmoción. Según el juicio de un crítico: “admiración rayana en la idolatría”. Aquí en Buenos Aires, en pequeños grupos, esta obra despertó una curiosidad inusitada. En mi sentir (y creo que para las quince o veinte personas que ayudaron a su traducción) la lectura de una página más me confirmaba que Ferdydurke estaba a la par de las cumbres de la literatura contemporánea. El hecho de sacrificar largos meses en la difícil, casi ímproba versión de Ferdydurke, quitará, supongo, a mis palabras todo sabor de barato elogio. Por otra parte, como ningún libro teme más, odia más y presta más valor al juicio humano que éste, conviene hablar con sinceridad.

Ferdydurke es un libro de choque, de combate. Estas humorísticas aventuras de un hombre infantilizado constituyen un escándalo literario, pero escándalo de la más alta seriedad. Atacando ¡y con qué audacia! ciertas básicas falsificaciones del mundo actual que hasta ahora se nos escapaban, Ferdydurke nos procura una especie de alivio psíquico, o dicho de otro modo, representa una descarga.

Artísticamente, es obra de una riqueza enorme. El lector mismo se dará cuenta de la calidad de esta poesía violenta y baja, del brillo y la profundidad de este teatro grotesco y locamente humorístico, de la amplitud y fuerza del estilo, y sobre todo, de tantos y tantos descubrimientos artísticos y psicológicos diseminados en sus páginas. El ultramodernismo de Gombrowicz, por juntarse con la sencillez de espíritu, espontaneidad y frescura de alma, se vuelve vital y natural. Nada de los estériles refinamientos que caracterizan al arte moderno. Aquí un hombre contemporáneo, realista y cuerdo, dotado de fuerte personalidad, busca y encuentra sus propios medios de expresión. Y esto le basta.

Mirado Ferdydurke por su lado intelectual constituye una revisión de todo nuestro modo de ser cultural. Se puede estar o no de acuerdo con las sorprendentes tesis de Gombrowicz, pero no cabe duda de que Ferdydurke apunta y acierta a uno de los más drásticos y sensibles nervios de nuestra cultura. Y es una revisión especialmente valiosa para Hispanoamérica -clásico continente de la inmadurez.

Resulta difícil prever la suerte de este mensaje entre nosotros, sobre todo cuando no nos llega de París… Creo, sin embargo, que con estas breves líneas no hago otra cosa sino disparar el primer tiro en la batalla que tarde o temprano van a librar los ferdydurkistas de Hispanoamérica. Téngase bien presente que en el caso de este libro no se trata de una novela más.

 

Texto de solapa a Ferdydurke de Witold Gombrowicz, Buenos Aires, Argos, 1947.


martes, 6 de agosto de 2024

Juventud de Ferdydurke

 

Witold Gombrowicz


Quiero concluir el relato sobre mi pasado argentino. Ya he descrito el estado de espíritu en que regresé de La Falda a Buenos Aires.

En aquel entonces me hallaba a miles de kilómetros de la literatura. ¿El arte? ¿Escribir? Todo eso se había quedado en el otro continente, como detrás de un muro, muerto… y yo, “Witoldo”, acriollado ya, aunque de vez en cuando aún me presentaba como escritor polaco, era solo uno de tantos expatriados que hospedaba esta pampa, despojado hasta de la nostalgia del pasado. Había roto… y sabía que la literatura no podría procurarme en esta Argentina agraria y ganadero ni situación social ni bienestar material. Entonces, ¿para qué? Sin embargo, en la segunda mitad del año 1946 (pues el tiempo sí corría), encontrándome, como tantas veces, con los bolsillos totalmente vacíos y sin saber dónde obtener algún dinero, tuve una inspiración: le pedí a Cecilia Debenedetti que financiara la traducción de Ferdydurke al español, reservándome seis meses para hacerlo. Cecilia asintió de buena gana. Me dediqué entonces al trabajo, que se efectuaba así: primero traducía como podía del polaco al español y después llevaba el texto al café Rex donde mis amigos argentinos repasaban conmigo frase por frase, en busca de las palabras apropiadas, luchando con las deformaciones, locuras, excentricidades de mi idioma. Dura labor que comencé sin entusiasmo, solamente para sobrevivir durante los meses próximos; mis ayudantes americanos también lo encaraban con resignación, como un favor que había que hacer a una víctima de la guerra. Pero, cuando teníamos traducidas algunas páginas, Ferdydurke, libro ya muerto para mí, que yacía sobre la mesa como cualquier otro objeto, empezó de repente a dar signos de vida… y percibí en los rostros de los traductores un interés creciente. ¡Más tarde, ya con evidente curiosidad, comenzaron a penetrar en el texto!

Pronto la traducción comenzó a atraer gente y algunas sesiones se vieron colmadas de asistentes. Pero quien tomó el asunto a pecho, como algo propio, que ocupó la “presidencia” del “comité” formado por algunos literatos para dar la última redacción, fue Virgilio Piñera, escritor cubano recién llegado al país. Sin su ayuda y la de Humberto Rodríguez Tomeu, también cubano, quién sabe si se hubieran salvado las dificultades de esta –como calificó la crítica- notable traducción. Evidentemente no era por casualidad que Piñera y Rodríguez Tomeu, dos “niños terribles” de América, hastiados hasta lo indecible, hastiados y desesperados ante las cursilerías del savoir vivre local, pusieran sus afanes al servicio de esta empresa. Olfateaban la sangre. Anhelaban el escándalo. Resignados de antemano, a sabiendas de que “no pasaría nada”, de antemano vencidos, estaban sin embargo hambrientos de lucha post mortem. Se advertían en ellos las terribles debilidades de la aristocracia espiritual americana, crecida rápidamente, alimentada en el extranjero, que no encontraba en su continente nada en qué apoyarse. Pero –y no fueron pocos los americanos de este tipo que encontré- la muerte les daba una vitalidad particular, al aceptar el fracaso como algo inevitable tenían una capacidad de lucha digna de envidia. Humberto Rodríguez Tomeu se vistió, frente a la llovizna de conferencias, recitales poéticos y demás actos culturales, con un impermeable, impregnado de un humor mortalmente impávido. El alma trágica de Virgilio Piñera se manifestó con fuerza poco común en su novela La carne de René, publicada algunos años después, obra en la que la carne humana aparece sin posibilidad de redención, como servida en un plato, como algo totalmente carente de cielo. ¿A qué se debe, en última instancia, el sadismo de esta carnicería, tan hondamente americano que para la América no oficial, oculta, dolorida, podría servir casi de himno? ¿No sería ése el dolor del americano culto que no logra encontrar su propia poesía… el cual, enfurecido por no ser lo bastante poético, se vuelve contra las fuentes de la vida, blasfemando?

Para tales espíritus, Ferdydurke podría resultar atractivo. En lo que a mí se refiere, no había leído el libro desde hacía siete años, estaba borrado de mi vida. Ahora lo leía de nuevo, frase tras frase… y sus palabras carecían para mí de importancia. La Nada de las palabras, la Nada de las ideas, problemas, estilos, actitudes, aun la Nada de la Rebelión, la Nada del Arte. ¡Palabras, palabras, palabras!... Todo eso no lograba curarme, el esfuerzo sólo me hundió más en el verdor de mi inmadurez. ¿Para qué había enfrentado una vez más esta inmadurez sino para que me arrastrara consigo? En Ferdydurke están en pugna dos amores y dos tendencias; una hacia la madurez y otra hacia la inmadurez eternamente rejuvenecedora… el libro es la imagen de alguien que, enamorado en su madurez, pugna por la madurez. Más, era evidente que no lograba sobreponerme a ese amor ni civilizarlo, y él, agreste, ilegal, secreto, me devastaba igual que antes, como una fuerza prohibida. Y… ¡qué impotencia la del verbo frente a la vida!

Sin embargo, ese texto inocuo para mí, se volvía eficaz con el mundo exterior. Frases para mí muertas, renacían en otros… ¿de qué otro modo podía explicar que de repente el libro se volviera valioso y cercano a esta juventud literaria?... Y eso no sólo como arte, sino como acto de rebelión, de revisión, de lucha. Comprobaba en esos jóvenes que había tocado puntos de la cultura sensibles y críticos, y a la vez veía como ese ardor que, aislado en cada uno de ellos, no hubiese durado a lo mejor mucho, empezaba a consolidarse entre ellos por el efecto de una excitación y una reafirmación recíproca. Pues bien, si eso ocurría con ese grupito, ¿por qué no tendría que repetirse con otros cuando Ferdydurke fuera publicado? ¿Podría tener el libro aquí en el extranjero la misma repercusión que en Polonia, o quizás aún mayor? Mi libro era universal. Uno de los escasos libros capaces de conmover al lector de calidad más allá de las fronteras nacionales. ¿Y en París? Descubrí que la carrera mundial de Ferdydurke no pertenecía sólo a la región de los sueños (cosa sabida pero que yo había olvidado). 


Traducción: Sergio Pitol


Diario argentino, Adriana Hidalgo editora S. A.,  2001.