miércoles, 30 de enero de 2019

Poema de siete caras


Carlos Drumond de Andrade

Cuando nací, un ángel tuerto
de esos que viven en la sombra dijo: 
¡Arriba, Carlos! Sé un inútil de la vida.

Las casas espían a los hombres
que corren detrás de las mujeres.
Si no hubiera tantos deseos,
la tarde tal vez fuera azul.

El tranvía pasa lleno de piernas:
piernas blancas negras amarillas.
Para qué tanta pierna, Dios mío,
pregunta mi corazón.
Sin embargo mis ojos
no preguntan nada.

El hombre tras el bigote es serio,
simple y fuerte.
Casi no habla.
Tiene pocos, raros amigos
el hombre tras los espejuelos y el bigote.

Dios mío, por qué me abandonaste
si sabías que yo no era Dios
si sabías que yo era un flojo.

Mundo mundo vasto mundo,
si me llamara Raimundo
sería una rima, no sería una solución.
Mundo mundo vasto mundo,
más vasto es mi corazón.

No debería decírtelo
pero esa luna
esa copita de cognac
lo ponen a uno como un diablo.


Poema das sete caras

Quando nasci, um anjo torto
desses que vivem na sombra
disse: Vai, Carlos! ser gauche na vida.

As casas espiam os homens
que correm atrás de mulheres.
A tarde talvez fosse azul,
não houvesse tantos desejos.

O bonde passa cheio de pernas:
pernas brancas pretas amarelas.
Para que tanta perna, meu Deus,
pergunta meu coração.
Porém meus olhos
não perguntam nada.

O homem atrás do bigode
é sério, simples e forte.
Quase não conversa.
Tem poucos, raros amigos
o homem atrás dos óculos e do bigode.

Meu Deus, por que me abandonaste
se sabias que eu não era Deus
se sabias que eu era fraco.

Mundo mundo vasto mundo,
se eu me chamasse Raimundo
seria uma rima, não seria uma solução.
Mundo mundo vasto mundo,
mais vasto é meu coração.

Eu não devia te dizer
mas essa lua
mas esse conhaque
botam a gente comovido como o diabo.


Versión: Pedro Marqués de Armas


lunes, 28 de enero de 2019

El extraño caso de Mister Wong


Mario Quintana

Además del controlado Dr. Jekyll 
y del irrefrenable Mister Hyde, 
hay también un chino dentro de nosotros: 
Mister Wong. 
Ni bueno, ni malo: 
simplemente gratuito. 

Entremos, por ejemplo, a este teatro. 
Tomemos este palco. 
Pues bien, mientras el Dr. Jekyll, 
muy convencido, es todo oídos, 
y Mister Hyde arriesga un ojo y el alma 
en el escote de la señora de al lado, 
nuestro Mister Wong, descansadamente, 
se pone a contar las calvas de la platea... 

¿Otros ejemplos? 
Procúrelos en sí mismo, ahora mismo. 
No pierda tiempo. 
¡Cultive su Mister Wong!


O estranho caso de Mister Wong

Além do controlado Dr. Jekyll
e do desrecalcado Mister Hyde,
há também um chinês dentro de nós:
Mister Wong.
Nem bom, nem mau: gratuito.

Entremos, por exemplo, neste teatro.
Tomemos este camarote.
Pois bem, enquanto o Dr. Jekyll,
muito compenetrado, é todo ouvidos,
e Mister Hyde arrisca um olho e a alma no
decote da senhora vizinha,
o nosso Mister Wong, descansadamente,
põe-se a contar carecas na platéia…

Outros exemplos? 
Procure-os o senhor em si mesmo, agora mesmo.
Não perca tempo. 
Cultive o seu Mister Wong!


Versión: Pedro Marqués de Armas (2013) 


domingo, 27 de enero de 2019

Cobra Norato



Raúl Bopp 

I

Un día
tengo yo que vivir en tierras del Sin Fin.

Voy andando caminando caminando.
Me confundo con el vientre del bosque mordiendo raíces.

Después
hago un filtro de flor de tayá de laguna
y mando llamar a Cobra Norato.

 —Quiero contarte una historia.
¿Vamos a pasear por aquellas islas despejadas?
Supón que hay luz de luna.

La noche llega suavemente.
Las estrellas conversan en voz baja.
Juego entonces a atarle una cuerda al pescuezo
y estrangulo a la bicha.

Ahora sí
me enhebro en esta piel de seda elástica
y salgo a correr mundo.

Voy a visitar a la reina Lucía.
Quiero casarme con su hija.

—Entonces tienes que cerrar los ojos primero.

El sueño ha resbalado por los pesados párpados.
Un suelo de lama roba la fuerza de mis pasos.

II

La sombra ha escondido los árboles.

Sapos bezudos acechan en la oscuridad.
Un pedazo de bosque está aquí castigado.
Los arbolitos se acuchillan en el charco.
Un hilo de agua atrasada lame la lama.

—¡Lo que yo quiero es ver a la hija de la reina Lucia!

Ahora son los ríos ahogados
bebiéndose el camino.

El agua va llorando ahondando ahondando.

Allá adelante
la arena ha conservado las huellas de la hija de la reina Lucía.

 —Ahora sí
voy a ver a la hija de la reina Lucía.
Pero antes hay que pasar por siete puertas.
Ver siete mujeres blancas de vientres deshabitados
guardadas por un yacaré.

Hay que entregar la sombra al bicho del fondo.
Hay que armar gresca con la luna nueva.
Hay que beber tres gotas de sangre.

Bostezan los árboles somnolientos.
Ay que la noche se ha secado. El agua del río se ha roto.
Yo tengo que irme.

Me hundo sin rumbo en lo hondo del bosque
donde los viejos árboles grávidos dormitan.

De todas partes me llaman:
—¿Donde vas, Cobra Norato?
Tengo aquí tres arbolitos jóvenes esperándote.

—No puedo.
Hoy voy a dormir con la hija de la reina Lucía.

XXI

Esta es la entrada de la casa de la Boyuna.

Allí abajo hay un tremedal.
Unas arañas peludas están de guardia.
—Con humo de mucura se las amasa.

 Me hundo en esta gruta oscura.
El suelo hueco resuena.

Hay fosas con la boca hinchada.
—¿A dónde irá a salir esto?
—Sale a la garganta del Antro.

Allí adelante
por unas aguas embrujadas
está pasando una canoa cargada de esqueletos.

Ay, que el Abuelo-murciélago del mal agüero me ha visto.
Pues disimula, compadre,
que aquí hay un sitio oscuro donde escondemos.

En este agujero de observación
podemos ver a la novia de la Culebra Grande.

Compadre, he temblado del susto.
Se me ha cortado la respiración.
Sabes quién es la moza que está allí abajo...
desnudita como una flor?

—¡Es la hija de la reina Lucía!

 —Corre de prisa con ella
desnudita como está.
No pierdas tiempo, compadre.

El yacaré está en la boca del pozo.
Hazle una higa para atontarle.
La Culebra Grande se ha despertado.

 —¡Los Cuatro Vientos me ayuden!
Quiero fuerzas para huir.
La Culebra Grande viene-que-viene a cogerme.

 Yo-te-cojo. Yo-te-cojo.

 —La Sierra del Ronquido se despeña,
corta el camino detrás de mí.

Yérganse tres muros de espino,
con humos de ouricuri.
—Tira ceniza para atrás para ganar distancia.

Yo-te-cojo. Yo-te-cojo.

Tamacuaré, cuñado mío,
la Culebra Grande viene-que-viene.
Corre imitando mi rastro.
Haz como si fuera yo.
Entrega mi pixé en la casa del Payé-pato.
Tuerce de prisa el camino
que ya viene la Boyuna
como tormenta de piedra.

Viene aplastando bosque.

Uéh!
Ha pasado rompiendo el camino.

Los arbolitos se han quedado con el pescuezo torcido.
Los otros han rodado aplastados con las raíces bocarriba.

El horizonte se ha aplanado.

El viento corrió corrió
iba mordiéndose el rabo.

 El Payé-pato, allí adelante, le ha indicado el camino equivocado.

 —¿Cobra Norato con una moza?
lba para Belén. lba a casarse.
Culebra Grande salió echando chispas para Belén.

Le dio un escalofrío.

Entró por la alcantarilla de la Catedral
y se quedó con la cabeza desmayada debajo de los pies de Nuestra Señora.


COBRA NORATO

I

Um dia
ainda eu hei de morar nas terras do Sem-fim.

Vou andando caminhando caminhando.
Me misturo no ventre do mato mordendo raízes.

Depois
faço puçanga de flor de tajá de lagoa
e mando chamar a Cobra Norato.

— Quero contar-te uma história.
Vamos passear naquelas ilhas decotadas?
Faz de conta que há luar.

A noite chega mansinho.
Estrelas conversam em voz baixa.
Brinco então de amarrar uma fita no pescoço
e estrangulo a cobra.

Agora sim
me enfio nessa pele de seda elástica
e saio a correr mundo.

Vou visitar a rainha Luzia.
Quero me casar com sua filha.

— Então você tem que apagar os olhos primeiro.

O sono escorregou nas pálpebras pesadas.
Um chão de lama rouba a força dos meus passos.

II

Começa agora a floresta cifrada.

A sombra escondeu as árvores
Sapos beiçudos espiam no escuro.
Aqui um pedaço de mato está de castigo.
Arvorezinhas acocoram-se no charco.

Um fio de água atrasada lambe a lama.

—Eu quero é vera filha da rainha Luiza!

Agora são os rios afogados
bebendo caminho.
A água vai chorando afundando afundando.

Lá adiante
a areia guardou os rastos da filha da rainha Luzia.

—Agora sim
vou ver a filha da rainha Luzia.

Mas antes tem que passar por sete portas.
Ver sete mulheres brancas de ventres despovoados
guardadas por um jacaré.

Tem que entregar a sombra para o bicho do fundo.
Tem que fazer mironga na lua nova.
Tem que beber três gotas de sangue.

—Ah só se for da filha da mãe da rainha Luzia!

A selva imensa está com insônia.

Bocejam árvores sonolentas.
Ai que a noite secou. A água do rio se quebrou.
Tenho que ir-me embora

Me sumo sem rumo no fundo do mato
onde as velhas árvores grávidas cochilam.

De todos os lados me chamam:
— Onde vais, Cobra Norato?
Tenho aqui três arvorezinhas jovens à tua espera.

— Não posso.
Eu hoje vou dormir com a filha da rainha Luzia.

XXI

Esta é a entrada da casa da Boiúna.

 Lá embaixo há um tremedal.
Aranhas peludas estão de guarda.
— Com pixê de mucura elas amansam.

Me afundo nesta gruta escura.
O chão oco ressoa.

Há fossas de boca inchada.
— Por onde será que isto sai?
— Sai na goela da Panela.

Ai o medo já me comicha a barriga.

Lá adiante
num estirão mal-assombrado
vai passando uma canoa carregada de esqueletos.

Ai que o Avô-morcego de mau agoiro me viu.
Então disfarce, compadre,
que aqui tem um escuro grande de se esconder.

Neste buraco de espia
pode-se ver a noiva da Cobra Grande.

Compadre, eu tremi de susto.
Parou a respiração.

Sabe quem é a moça que está lá embaixo ...
nuinha como uma flor?
— É a filha da rainha Luzia!

— Então corra com ela depressa
nuinha assim como está.
Não perca tempo, compadre

Jacaré já está na boca do poço.
Faça mandinga de atrapalhar.
Cobra Grande se acordou.

—Ai Quatro Ventos me ajudem!
Quero forças para fugir.
Cobra Grande vem-que-vem-vindo pra me pegar.

Já-te-pego. Já-te-pego.

— Serra do Ronca rola abaixo
tapa o caminho atrás de mim.

Ergam três muros de espinho
fumaças de ouricuri.
— Atira cinza pra trás para pegar distância.

Já-te-pego. Já-te-pego.

Tamaquaré, meu cunhado,
Cobra Grande vem-que-vem.
Corra imitando o meu rasto.
Faz de contas que sou eu.
Entrega o meu pixê na casa do Pajé-pato.
Torça caminho depressa
Que a Boiúna vem lá atrás
Como um trovejão de pedra.

Vem amassando mato.

Uei!
Passou rasgando mato.

Arvorezinhas ficaram de pescoço torcido.
As outras rolaram esmagadas de raiz para cima.

O horizonte ficou chato.

Vento correu correu
mordendo a ponta do rabo.   

Pajé-pato lá adiante ensinou caminho errado:

 — Cobra Norato com uma moça?
Foi pra Belém. Foi se casar.
Cobra Grande esturrou direito pra Belém.

Deu um estremeção.

Entrou no cano da Sé
e ficou com a cabeça enfiada debaixo dos pés de Nossa Senhora.


Traducción: Ángel Crespo


jueves, 24 de enero de 2019

Broadway



Ronald de Carvalho

                         A Mario de Andrade

Chato, pardo-ceniciento, el suelo
fluctúa lento y muelle,
el suelo escurre vagaroso,
se contrae en bloques súbitos,
estírase en flechas largas, trepidantes,
dispara de repente, en surcos elásticos,
gira,
rueda,
turbillona y hierve en un vapor sutil
de líneas y movimientos.

¡Aquel suelo acarrea todas
las imaginaciones del mundo!

Aquel suelo carga
isbas de Ucrania,
viñedos de Burdeos,
parques del Támesis,
bateles del Volga,
ámbar, corales, madreperlas de las Antillas,
guano de Mollendo,
cañaverales de Cuba,
juncos de Shangai,
cafetales de Riberón Prieto,
cuernos de la Pampa,
hornos de Essen, hornos de Newcastle,
óleos de Tampico,
salitres de Iquique,
barbatanas de Tierra-Nueva,
mares cuajados de hierros y maderas,
tierras gordas,
islas con batuques, tan-tanes
y hamacas perezosas,
de óxidos y cristales,
ríos donde bogan plantas, troncos,
serpientes y tortugas;
florestas de plumas, ramos y follajes,
playas, canales, manglares,
luces del trópico, luces del polo,
desiertos,
civilizaciones...

Aquel suelo es un paisaje en marcha.
Suelo que mezcla las polvaredas del Universo
y donde se confunden
todos los ritmos del paso humano.

¡Suelo épico, suelo lírico, planta idealista,
suelo indiferente de Broadway
largo, chato, práctico y simple
como este roof liso, suspenso en el aire,
este roof donde un saxofón
derrama un torpor tibio
de senzala debajo del Sol.

                       New York, 1923



BROADWAY
 
                                A Mario de Andrade

Chato, pardo-cinzento, o chão  lento, mole,
o chao escorre vagaroso,
contrae-se em blocos súbitos,
estírase em flechas longas, trepidantes,
dispara, de repente, em riscos elásticos,
gira,
rodopia,
turbilhona e ferve num vapor sutil de linhas e movimentos.

Aquele chão  todas as imaginaçoes do mundo!

Aquele chão carrega
isbas da Ucrania,
vinhas de Bordeus,
parques do Tamisa,
saveiros do Volga,
ámbar, corais, madreporas das Antilhas,
guano de Mollendo,
canaviais de Cuba,
juncos de Xangai,
cafèzais de Ribeirio Preto,
chifres do Pampa,
fornos de Essen, fornos de Newcastle,
óleos de Tampico,
salitres de Iquique,
barbatanas de Terra-Nova,
mares coalhados de ferros e madeiras,
terras gordas,
ilhas com batuques, tan-tans e redes molinhosas,
montanhas verdes, montanhas de óxidos e cristais,
rios onde boiam troncos, plantas, cobras e tartarugas,
florestas de plumas, penas e folhagens,
praias, canais, mangues,
luzes do tópico, luzes do polo,
desertos,
civilizaçoes...

Aquele chão  e uma paisagem em marcha.
Chao que mistura as poeiras do Universo
e onde se confundem todos os ritmos do passo humano!

Chao épico, chão  lirico, chao idealista,
chão indiferente de Broadway,
largo, chato, prático e simples como este roof liso, suspenso no ar, 
este roof, onde um saxofone derrama um morno torpor 
de senzala debaixo do sol.



Traducción de Francisco Villaespesa


Ronald de Carvalho: Toda a América, Biblioteca brasileña. Los poetas, Editora hispano-brasileña, S. Pablo-Río, 1935, pp. 24-26.


miércoles, 23 de enero de 2019

Ocaso




Oswald de Andrade


En el anfiteatro de las montañas
Los profetas del Aleijadinho
Monumentalizan el paisaje
Las cúpulas blancas de los Pasos
Y los penachos torcidos de las palmeras
Son escalones del arte de mi país
Que nadie más alcanzó

Biblia de piedra-jabón
Bañada en el oro de las minas


Ocaso

No anfiteatro de montanhas
Os profetas do Aleijadinho
Monumentalizam a paisagem
As cúpulas brancas dos Passos
E os cocares revirados das palmeiras
São degraus da arte de meu país
Onde ninguém mais subiu

Bíblia de pedra-sabão
Banhada no ouro das minas 



Versión: Pedro Marqués de Armas


lunes, 21 de enero de 2019

Nueva poética




Manuel Bandeira


Voy a lanzar la teoría del poeta sórdido.
Poeta sórdido:
Aquel cuya poesía lleva la marca sucia de la vida.
Ahí va el tipo.
Sale el tipo de casa vestido de lino blanco, muy
                   bien planchado, y en la primera esquina pasa
                   un camión y le salpica el saco o el pantalón
                   con una mancha de fango:
Así es la vida.

El poema debe ser como la mancha en el lino:
Hacer que el lector satisfecho pierda toda esperanza.

Sé que la poesía es también rocío.
Pero eso queda para las niñitas, las estrellas alfas, las
                 vírgenes cien por ciento y las amantes que
                 envejecieron sin maldad.


NOVA POÉTICA

Vou lançar a teoria do poeta sórdido.
Poeta sórdido:
Aquele em cuja poesia há a marca suja da vida.
Vai um sujeito.
Sai um sujeito de casa com a roupa de brim branco muito
                   bem engomada, e na primeira esquina passa
                   um caminhão, salpica-lhe o paletó ou a calça
                   de uma nódoa de lama:
É a vida.

O poema deve ser como a nódoa no brim:
Fazer o leitor satisfeito de si dar o desespero.

Sei que a poesia é também orvalho.
Mas este fica para as menininhas, as estrelas alfas,
                  As virgens cem por cento e as amadas que
                  envelheceram sem maldade.



Versión: Pedro Marqués de Armas


domingo, 20 de enero de 2019

Canción del exilio




Murilo Mendes

Mi tierra tiene manzanares de California
donde cantan pájaros de Venecia.
Los poetas de mi tierra
son negros que viven en torres de amatista,
los sargentos del ejército son monistas, cubistas,
los filósofos son polacos vendiendo a plazos.
La gente no puede dormir
con los oradores y los mosquitos.
Los alborotos de familia tienen por testigo a Gioconda.
Yo muero sofocado
en tierra extranjera.
Nuestras flores son más hermosas
nuestras frutas más sabrosas
pero cuestan cien mil reis la docena.

Ay quien pudiera chupar una carambola de verdad
y escuchar a un sabiá con certificado de edad!



CANÇÃO DO EXÍLIO

Minha terra tem macieiras da Califórnia
onde cantam  gaturamos de Veneza.
Os poetas da minha terra
são pretos que vivem em torres de ametista,
os sargentos do exército são monistas, cubistas,
os filósofos são polacos vendendo a prestações.
A gente não pode dormir
com os oradores e os pernilongos.
Os sururus em família têm por testemunha a Gioconda.
Eu morro sufocado
em terra estrangeira.
Nossas flores são mais bonitas
nossas frutas mais gostosas
mas custam cem mil réis a dúzia.

Ai quem me dera chupar uma carambola de verdade
e ouvir um sabiá com certidão de idade!


Versión: Pedro Marqués de Armas