Eugenio Montale
Mi zorra, también yo fui un día el "poeta
asesinado", allá en el bosque de avellanos
raso, en una gruta, junto a una hoguera;
iluminaba tu rostro un halo de oro
al fondo de esa cueva y calaba
lento su cauce
hasta alcanzar
un nimbo, en que disolverse; y yo, ansioso,
invocaba el final sobre ese hondo
signo de tu vida abierta, amarga,
atrozmente frágil y sin embargo fuerte.
¿Serías quién
brilló en lo oscuro? En aquel surco
pulsante, en la candente explanada,
al acecho sobre el trazo de
tu leve
zarpa de predador (una huella
casi
invisible, estrella), yo, extranjero,
aún me dirijo; y volando un
pato
negro, desde el hondo lago,
al nuevo
incendio me lleva, para
quemarse.
Da un lago svizzero
Mia volpe, un giorno fui anch’io il “poeta
assassinato”:
là nel noccioleto
raso, dove fa
grotta, da un falò;
in quella tana un tondo di zecchino
accendeva il
tuo viso, poi calava
lento per la
sua via fino a toccare
un nimbo, ove stemprarsi; ed io ansioso
invocavo la fine su quel fondo
segno della
tua vita aperta, amara,
atrocemente
fragile e pur forte.
Sei tu che brilli al buio? Entro quel solco
pulsante, in una pista arroventata,
àlacre sulla traccia del tuo lieve
zampetto di predace (un’orma quasi
invisibile, a stella) io, straniero,
ancora piombo; e a volo alzata un’anitra
nera, dal fondolago, fino al nuovo
incendio mi fa strada, per bruciarsi.
Versión Pedro Marqués de Armas
Poema acróstico inspirado en la poeta Maria Luisa Spaziani.
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