Francisco Morán
para Pedro Marqués de Armas
Por la puerta de ayer de Monserrate
traje las joyas y el manto de la piña,
el reloj de la Habana, la lampiña
fuente de la sed y el disparate.
Traje la pompa y el aire que me abate,
el hedor de la muerte, la rapiña,
los ojos asustados de la niña
por un viejo color de escaparate.
Por la puerta de ayer de la Tenaza
llevé el agua a las quintas, la modorra,
los triunfantes despojos habaneros,
e instalé mi locura en las terrazas,
en la ciudad incesante que se borra
cada vez que me pongo este sombrero.
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