sábado, 10 de noviembre de 2018

Un adiós portugués



Alexandre O'Neill



En tus ojos altamente peligrosos
domina aún el más riguroso amor 
la luz de hombros pura y la sombra
de una angustia ya purificada

No tú no podías quedar presa conmigo
a la rueda en que me pudro
nos pudrimos
a esta pata ensangrentada que vacila
casi medita
y avanza mugiendo por el túnel
de un viejo dolor

No podías quedar en esta silla
donde paso el día burocrático
el día a día de la miseria
que sube a los ojos viene a las manos
a las sonrisas
al amor mal deletreado
a la estupidez a la desesperación sin boca
al miedo perfilado
a la alegría sonámbula a la coma maníaca
del modo funcionario de vivir

No podías quedar en esta cama conmigo
en tránsito mortal hasta el día sórdido
canino
oficial de policía
hasta el día que no viene de la promesa
purísima de la madrugada
sino de la miseria de una noche generada
por un día igual

No podías quedar atrapada conmigo
al pequeño dolor que cada uno de nosotros
trae dulcemente de la mano
este pequeño dolor a la portuguesa
tan manso casi vegetal

No tú no mereces esta ciudad no mereces
esta rueda de náusea en la que giramos
hasta la idiotez
esta pequeña muerte
y su minucioso y puerco ritual
esta nuestra absurda razón de ser

No tú eres de la ciudad aventurera
de la ciudad donde el amor encuentra sus calles
y el cementerio ardiente
de su muerte
tú eres de la ciudad donde vives por un hilo
de pura casualidad
donde mueres o vives no de asfixia
sino en las manos de una aventura de un comercio puro
sin la falsa moneda del bien y del mal

En esta curva tan tierna y lancinante
que va a ser que ya es tu desaparición
te digo adiós
y como un adolescente
tropiezo de ternura
por ti.


Um adeus português


Nos teus olhos altamente perigosos
vigora ainda o mais rigoroso amor
a luz dos ombros pura e a sombra
duma angústia já purificada

Não tu não podias ficar presa comigo
à roda em que apodreço
apodrecemos
a esta pata ensanguentada que vacila
quase medita
e avança mugindo pelo túnel
de uma velha dor

Não podias ficar nesta cadeira
onde passo o dia burocrático
o dia-a-dia da miséria
que sobe aos olhos vem às mãos
aos sorrisos
ao amor mal soletrado
à estupidez ao desespero sem boca
ao medo perfilado
à alegria sonâmbula à vírgula maníaca
do modo funcionário de viver

Não podias ficar nesta casa comigo
em trânsito mortal até ao dia sórdido
canino
policial
até ao dia que não vem da promessa
puríssima da madrugada
mas da miséria de uma noite gerada
por um dia igual

Não podias ficar presa comigo
à pequena dor que cada um de nós
traz docemente pela mão
a esta pequena dor à portuguesa
tão mansa quase vegetal

Mas tu não mereces esta cidade não mereces
esta roda de náusea em que giramos
até à idiotia
esta pequena morte
e o seu minucioso e porco ritual
esta nossa razão absurda de ser

Não tu és da cidade aventureira
da cidade onde o amor encontra as suas ruas
e o cemitério ardente
da sua morte
tu és da cidade onde vives por um fio
de puro acaso
onde morres ou vives não de asfixia
mas às mãos de uma aventura de um comércio puro
sem a moeda falsa do bem e do mal

Nesta curva tão terna e lancinante
que vai ser que já é o teu desaparecimento
digo-te adeus
e como um adolescente
tropeço de ternura
por ti.


Trad. Pedro Marqués de Armas


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