Umberto Saba
Vi en Florencia, en
los primeros días de la ocupación aliada, a un general inglés. Se sostenía –caso
raro- en pie y borracho. Era maravilloso. Alto, flaco, reseco, casi
excesivamente pura cepa, caminaba apoyando su inestable persona en un
bastoncito de empuñadura, por lo que me pareció, preciosa. Cada transeúnte
podía convertirse para él, sin quererlo, en un enemigo; hacerle –cosa grave para cualquiera; para un inglés, y un inglés de
su rango, mortal- perder el equilibrio.
Pero, incluso en aquellas condiciones, ¡qué garbo, qué estilo! Se aguantaba
apenas, como el Imperio inglés. Pero se aguantaba.
Madrigale per un generale inglese
Ho visto a Firenze, nei primi giorni dell' occupazione alleata,
un generale inglese. Era -caso raro- a piedi e ubriaco. Era meraviglioso. Alto,
magro, asciutto, quasi eccessivamente razziato, camminava appoggiando la
malferma persona a un bastoncino dall' impugnatura, a quanto mi parve,
preziosa. Ogni passante poteva diventare per lui, senza volerlo, un nemico; fargli -cosa grave per chiunque; per un
inglese, e un inglese del suo rango, mortale- perdere l' equilibrio. Ma, pure in quelle condizioni, che contegno,
che stile! Reggeva appena, come l' Impero inglese. Ma reggeva.
Versión Pedro Marqués de Armas
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