João Cabral de Melo Neto
La atmósfera que
te envuelve
alcanza
atmósferas tales
que transforma
muchas cosas
que te
conciernen, o cercan.
Como las cosas,
palabras
imposibles de
poema:
tal cual la
palabra oro,
y hasta este
poema, seda.
Es cierto que tu
persona
no adormece, mas
despierta;
ni es sedante,
palabra
que venga de la
de seda.
Cierto es que la
superficie
de tu persona
externa,
de tu piel y todo
aquello
que tocándote se
encuentra,
nada tiene de
contorno
lujoso, falso,
académico,
de una superficie
cuando
se dice que es
“como seda”.
Pero en ti, en
algún punto,
tal vez fuera de
ti misma,
tal vez en el
mismo ambiente
que tensionas
cuando llegas
hay algo de
muscular,
de animal,
carnal, pantera,
de felino, de
substancia
felina, o su
manera,
de animal, de
animalmente,
de crudo, cruel,
de crudeza,
que bajo ajada
palabra
persiste en la
cosa seda.
Traducción de
Rodolfo Mata
De Quaderna, 1960.
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