domingo, 11 de noviembre de 2018

Metafísica



Fiama Hasse Pais Brandão

Todos los árboles apaciguan
el espíritu. Bajo el pino bravo
la sombra torna metafísica
la silueta de tronco y copa.
Alrededor del ciruelo joven
avispas ensayan en mis oídos
alabanzas. Los olivos no se mueven
pero las formas de la esencia se dibujan
cada día con el viento.

En la sombra los murmullos
acarician el pensamiento
hasta el no pensar. Después
hasta sentir la vacuidad
en el halo de las flores que lo envuelve.
Bajo los olivos, por fin,
que no se mueven retorciéndose,
concibe el no concebir.


Metafísica

Todas as árvores apaziguam
o espírito. Debaixo do pinheiro bravo
a sombra torna metafísica
a silhueta de tronco e copa.
Em volta da ameixoeira temporã
vespas ensinam aos meus ouvidos
louvores. As oliveiras não se movem
mas as formas da essência desenham-se
cada dia com o vento.

Na sombra os frémitos
acalentam o pensamento
até ao não pensar. Depois
até sentir a vacuidade
no halo das flores que o envolve.
Sob as oliveiras, por fim,
que não se movem contorcendo-se,
concebe o não conceber.


Trad. Pedro Marqués de Armas



sábado, 10 de noviembre de 2018

La menstruación cuando en la ciudad pasaba


Herberto Helder

La menstruación cuando en la ciudad pasaba 
el aire. Las muchachas respirando,
comiendo higos -y la menstruación cuando en la ciudad
corría el tiempo por el aire.
Eran clavos en la nieve. Las muchachas
reían, gritaban -y las higueras soplando desde dentro
de los higos, con sus pulmones de esponja
blanca. Y las muchachas
comían clavos por el aire.
Ellas reían en la nieve y gritaban: era
el tiempo de la menstruación.

Las manzanas resbalaban en la casa.
Alguien hablaba: nieve. La noche venía
a partir la cabeza de las estatuas, y las manzanas
resbalaban en el tejado -alguien 
hablaba: sangre.
En la casa, ellas reían -y la menstruación
corría por las cavernas blancas de las esponjas,
y se partían las cabezas de las estatuas.
Clavos -era alguien que hablaba así.
Y las muchachas respirando, comiendo
higos en la nieve.
Alguien hablaba: manzanas. Y era el tiempo.

La sangre escurría de los pescuezos de granito,
la niña abatía la boca negra
sobre la nieve en los higos -y ellas gritaban
en la sombra de la casa.
Alguien hablaba: sangre, tiempo.

Las higueras soplaban en el aire que
corría, las máquinas amaban. Y un pez
recorriendo, como una antigua palabra
sensible, la página de ese amor.
Y alguien hablaba: es la nieve.
Las muchachas reían dentro de la menstruación,
comiendo nieve. Las cabezas de las
estatuas estaban llenas de clavos,
y las niñas abatían la boca negra sobre
los gritos. La noche venía por el aire,
en la sombra resbalaban las manzanas.
Y era el tiempo.

Y ellas reían en el aire, comiendo
la noche, alimentándose de higos y de nieve.
Y alguien hablaba: niñas.
Y la menstruación escurría en silencio 
-en la noche, en la nieve- 
exprimida de las esponjas blancas, allá en la noche
de las muchachas
que reían en la sombra de la casa, resbalando,
comiendo clavos. Y alguien hablaba:
es un pez recorriendo la página de un amor
antiguo. Y las muchachas
gritaban.

Las vacas entonces acechando,
y en los hocicos se consumía la luz en silencio.
Por las ventanas los violines
pasaban por el aire. Y la menstruación en las muchachas
escurría por la sombra, y ellas
gritaban y comían arena. Alguien hablaba:
fuego. Y las vacas pasaban por los violines.
Y las ventanas en silencio escurrían
su fuego. Y las admirables
muchachas cantaban su canción, como 
una palabra antigua escurriendo
en una página por la nieve,
coronada de higos. Y en el fuego las niñas
eran tocadas por el tiempo de la menstruación.

Se alimentaban apenas de higos y de arena.
Y por el tiempo afuera,
reían -y la nieve cubría su página de tiempo,
y las vacas resbalaban en la sombra.
En silencio su luz escurría de las esponjas.
Se partían las cabezas de los violines.
Las muchachas, cantando a sus niñas,
comían higos.
La noche comía arena.
Y eran clavos en las cavernas blancas.
Menstruación -hablaba alguien. El aire pasaba-
y por la noche, en silencio,

la menstruación escurría por la nieve.



A menstruação quando na cidade passava

A menstruação quando na cidade passava 
o ar. As raparigas respirando, 
comendo figos -e a menstruação quando na cidade 
corria o tempo pelo ar. 
Eram cravos na neve. As raparigas 
riam, gritavam -e as figueiras soprando de dentro 
os figos, com seus pulmões de esponja 
branca. E as raparigas 
comiam cravos pelo ar. 
E elas riam na neve e gritavam: era 
o tempo da menstruação. 

As maçãs resvalavam na casa. 
Alguém falava: neve. A noite vinha 
partir a cabeça das estátuas, e as maçãs 
resvalavam no telhado -alguém 
falava: sangue. 
Na casa, elas riam -e a menstruação 
corria pelas cavernas brancas das esponjas, 
e partiam-se as cabeças das estátuas. 
Cravos -era alguém que falava assim. 
E as raparigas respirando, comendo 
figos na neve. 
Alguém falava: maçãs. E era o tempo.

O sangue escorria dos pescoços de granito, 
a criança abatia a boca negra 
sobre a neve nos figos -e elas gritavam 
na sombra da casa. 
Alguém falava: sangue, tempo. 

As figueiras sopravam no ar que 
corria, as máquinas amavam. E um peixe 
percorrendo, como uma antiga palavra 
sensível, a página desse amor. 
E alguém falava: é a neve. 
As raparigas riam dentro da menstruação, 
comendo neve. As cabeças das 
estátuas estavam cheias de cravos, 
e as crianças abatiam a boca negra sobre 
os gritos. A noite vinha pelo ar, 
na sombra resvalavam as maçãs. 
E era o tempo.

E elas riam no ar, comendo 
a noite, 
alimentando-se de figos e de neve. 
E alguém falava: crianças. 
E a menstruação escorria em silêncio 
-na noite, na neve- 
espremida das esponjas brancas, lá na noite 
das raparigas 
que riam na sombra da casa, resvalando, 
comendo cravos. E alguém falava: 
é um peixe percorrendo a página de um amor 
antigo. E as raparigas 
gritavam. 

As vacas então espreitando, 
e nos focinhos consumia-se o lume em silêncio. 
Pelas janelas os violinos 
passavam pelo ar. E a menstruação nas raparigas 
escorria pela sombra, e elas 
gritavam e comiam areia. Alguém falava: 
fogo. E as vacas passavam pelos violinos. 
E as janelas em silêncio escorriam 
o seu fogo. E as admiráveis 
raparigas cantavam a sua canção, como 
uma palavra antiga escorrendo 
numa página pela neve, 
coroada de figos. E no fogo as crianças 
eram tocadas pelo tempo da menstruação. 

Alimentavam-se apenas de figos e de areia. 
E pelo tempo fora, 
riam -e a neve cobria a sua página de tempo, 
e as vacas resvalavam na sombra. 
Em silêncio o seu lume escorria das esponjas. 
Partiam-se as cabeças dos violinos. 
As raparigas, cantando as suas crianças, 
comiam figos. 
A noite comia areia. 
E eram cravos nas cavernas brancas. 
Menstruação -falava alguém. O ar passava 
-e pela noite, em silêncio, 

a menstruação escorria pela neve. 



Trad. Pedro Marqués de Armas (2006)


Un adiós portugués



Alexandre O'Neill



En tus ojos altamente peligrosos
domina aún el más riguroso amor 
la luz de los hombros pura y la sombra
de una angustia ya purificada

No tú no podías quedar presa conmigo
a la rueda en que me pudro
nos pudrimos
a esta pata ensangrentada que vacila
casi medita
y avanza mugiendo por el túnel
de un viejo dolor

No podías quedar en esta silla
donde paso el día burocrático
el día a día de la miseria
que sube a los ojos viene a las manos
a las sonrisas
al amor mal deletreado
a la estupidez a la desesperación sin boca
al miedo perfilado
a la alegría sonámbula a la coma maníaca
del modo funcionario de vivir

No podías quedar en esta cama conmigo
en tránsito mortal hasta el día sórdido
canino
oficial de policía
hasta el día que no viene de la promesa
purísima de la madrugada
sino de la miseria de una noche generada
por un día igual

No podías quedar atrapada conmigo
al pequeño dolor que cada uno de nosotros
trae dulcemente de la mano
este pequeño dolor a la portuguesa
tan manso casi vegetal

No tú no mereces esta ciudad no mereces
esta rueda de náusea en la que giramos
hasta la idiotez
esta pequeña muerte
y su minucioso y puerco ritual
esta nuestra absurda razón de ser

No tú eres de la ciudad aventurera
de la ciudad donde el amor encuentra sus calles
y el cementerio ardiente
de su muerte
tú eres de la ciudad donde vives por un hilo
de pura casualidad
donde mueres o vives no de asfixia
sino en las manos de una aventura de un comercio puro
sin la falsa moneda del bien y del mal

En esta curva tan tierna y lancinante
que va a ser que ya es tu desaparición
te digo adiós
y como un adolescente
tropiezo de ternura
por ti.


Um adeus português


Nos teus olhos altamente perigosos
vigora ainda o mais rigoroso amor
a luz dos ombros pura e a sombra
duma angústia já purificada

Não tu não podias ficar presa comigo
à roda em que apodreço
apodrecemos
a esta pata ensanguentada que vacila
quase medita
e avança mugindo pelo túnel
de uma velha dor

Não podias ficar nesta cadeira
onde passo o dia burocrático
o dia-a-dia da miséria
que sobe aos olhos vem às mãos
aos sorrisos
ao amor mal soletrado
à estupidez ao desespero sem boca
ao medo perfilado
à alegria sonâmbula à vírgula maníaca
do modo funcionário de viver

Não podias ficar nesta casa comigo
em trânsito mortal até ao dia sórdido
canino
policial
até ao dia que não vem da promessa
puríssima da madrugada
mas da miséria de uma noite gerada
por um dia igual

Não podias ficar presa comigo
à pequena dor que cada um de nós
traz docemente pela mão
a esta pequena dor à portuguesa
tão mansa quase vegetal

Mas tu não mereces esta cidade não mereces
esta roda de náusea em que giramos
até à idiotia
esta pequena morte
e o seu minucioso e porco ritual
esta nossa razão absurda de ser

Não tu és da cidade aventureira
da cidade onde o amor encontra as suas ruas
e o cemitério ardente
da sua morte
tu és da cidade onde vives por um fio
de puro acaso
onde morres ou vives não de asfixia
mas às mãos de uma aventura de um comércio puro
sem a moeda falsa do bem e do mal

Nesta curva tão terna e lancinante
que vai ser que já é o teu desaparecimento
digo-te adeus
e como um adolescente
tropeço de ternura
por ti.


Trad. Pedro Marqués de Armas


viernes, 9 de noviembre de 2018

Los pájaros de Londres




Mário Cesariny


Los pájaros de Londres
cantan todo el invierno
como si el frío fuera
la mayor calidez
en parques arrancados
al tránsito de automóviles
en calles de nieve negra
bajo un cielo siempre duro
los pájaros de Londres
hablan del esplendor
con que se alza el estío
y la luna se derrama
por plazas tan sin color
que parecen de tela
germinando en jardines 
bajo mantos de hielo
como si el hielo fuera
el lino más bordado
o en casas como aquella
donde Rimbaud comió
y durmió y expandió
la vida desesperada
estrecha franja amarilla
especie de paralela
entre el todo y la nada
los pájaros de Londres

cuando termina el día
y el sol consigue un poco
abrazar la ciudad
a la luz rasante y fuerte
que dura dos minutos
en árboles que surgen
de repente inmensos
en el oro verde y negro
que es su densidad
o en los muros sin fin
de los barrios desheredados
donde no sabes no
si vida ruego amor
algún día levantarán
del pavimento gris
algún límite claro
los pájaros de Londres
cumplen con su deber
de ciudadanos británicos
que nunca vieron no
los cielos mediterráneos



Os Pássaros de Londres

Os pássaros de Londres
cantam todo o inverno
como se o frio fosse
o maior aconchego
nos parques arrancados
ao trânsito automóvel
nas ruas da neve negra
sob um céu sempre duro
os pássaros de Londres
falam de esplendor
com que se ergue o estio
e a lua se derrama
por praças tão sem cor
que parecem de pano
em jardins germinando
sob mantos de gelo
como se gelo fora
o linho mais bordado
ou em casas como aquela
onde Rimbaud comeu
e dormiu e estendeu
a vida desesperada
estreita faixa amarela
espécie de paralela
entre o tudo e o nada
os pássaros de Londres

quando termina o dia
e o sol consegue um pouco
abraçar a cidade
à luz razante e forte
que dura dois minutos
nas árvores que surgem
subitamente imensas
no ouro verde e negro
que é sua densidade
ou nos muros sem fim
dos bairros deserdados
onde não sabes não
se vida rogo amor
algum dia erguerão
do pavimento cínzeo
algum claro limite
os pássaros de Londres
cumprem o seu dever
de cidadãos britânicos
que nunca nunca viram
os céus mediterrânicos


Traducción Pedro Marqués de Armas


jueves, 8 de noviembre de 2018

Los paraísos artificiales


Jorge de Sena

En mi tierra, no hay tierra, hay calles;
incluso las colinas son de edificios altos
con rentas mucho más altas.

En mi tierra, no hay árboles ni flores.
Las flores, tan escasas, de los jardines cambian al mes,
y la Cámara tiene máquinas especiales para arrancar los árboles.

Los cánticos de las aves –no hay cánticos,
sólo canarios del tercer piso y papagayos del quinto.
Y la música del viento es fría en los cobertizos.

En mi tierra, sin embargo, no hay cobertizos,
Que están todos en Persia o en la China
o en países inefables.

Mi tierra no es inefable.
La vida de mi tierra es lo que es inefable.
Inefable es lo que no puede ser dicho.


Os paraísos artificiais

Na minha terra, não há terra, há ruas;
mesmo as colinas são de prédios altos
com renda muito mais alta.

Na minha terra, não há árvores nem flores.
As flores, tão escassas, dos jardins mudam ao mês,
e a Câmara tem máquinas especialíssimas para desenraizar as árvores.

Os cânticos das aves - não há cânticos,
mas só canários de 3º andar e papagaios de 5º.
E a música do vento é frio nos pardieiros.

Na minha terra, porém, não há pardieiros,
que são todos na Pérsia ou na China,
ou em países inefáveis.

A minha terra não é inefável.
A vida da minha terra é que é inefável.
Inefável é o que não pode ser dito. 


Traducción Pedro Marqués de Armas (2018).