sábado, 10 de octubre de 2020

Las paralelas

 



Héctor Viel Temperley

 

— Y antes de El Escorial?— me pregunta

 

— Antes de El Escorial yo sabía muy poco de mujeres

En mi vida había una mujer

En mi vida había una mujer

 

Las dos estaban en la misma playa

y no se hablaban pero se miraban

y a mí me parecía que no se separaban

todo lo que podían separarse esos días

 

Me alejaba del mar y dibujaba

Casas viejas entre árboles

Lo más enmarañado que encontraba

Hasta que las sombras de pronto eran muy cortas

Y mis hombros ardían demasiado

 

Entonces descendía a un lugar de otra costa

Donde nunca había nadie

Porque la gente allá no se detiene

Donde nunca ve a nadie

Y menos todavía se detiene

Donde ve a un hombre solo sin camisa

Dejaba los dibujos sobre la arena y estiraba

Los dedos nadando hasta que se olvidaban

De que podían flexionales

Y después regresaba con mis dibujos enmarañados

A almorzar con mis hijos a tomar un respiro

 

Hasta que una mañana

Llevé conmigo hasta esa costa a una mujer

Y entré con ella un metro en ese mar

Donde nadaba siempre solo

Y a la nueva mañana

Llevé de nuevo hasta esa costa a una mujer

Y entré con ella un metro en ese mar

Donde nadaba sólo los días que estaba solo

 

La luz del agua la hora no sabían qué día era

Y de las dos mañanas se hacía un mediodía

Donde las mujeres mirando hacia adelante

Me flanqueaban en paz al mismo tiempo

 

Y entonces con el mar hasta el pecho un segundo

Yo pensé que el amor podía ser de paralelas

Y pensé que entre esas paralelas

Podría sostenerme en el mar muchos años

 

— Quiero oírte de nuevo —me dice

 

 — Antes de El Escorial yo sabía muy poco de mujeres

En mi vida había una mujer

En mi vida había una mujer

Ahora yo soy más joven que ellas o lo parezco

Pero en ese verano

En esos días azules

Teníamos los tres la misma edad y éramos jóvenes

 

— Quiero oírte de nuevo —me dice

 

 — Antes de El Escorial yo sabía muy poco de mujeres

Yo era mucho más joven y amaba el mar —le digo

En mi vida había una mujer

En mi vida había una mujer

Eran dos solamente y parecían de madera:

Podían sostenerme en el mar con mis hijos

 

— Quiero oírte de nuevo —me dice

 

— Ahora quiero escribir un poema —le digo.



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