miércoles, 28 de octubre de 2020

Exhortaciones al miedoso

 


Juan Carlos Flores

                                                                     a Pedro Marqués y Ángel Escobar

 

Oh miedoso

entre el cielo y la isla no son puentes

quédate si una moneda caes al turbio río.

El pájaro de entonces no rescataría la luz

su pico no podará las máscaras que asumes a la noche

cuando los hilos de la ciudad son las grietas en el rostro

y otras aguas impulsan un ataúd hasta su sábanas sedientas.

El pájaro no salvaría esa fruta del pantano

implora escarchándote las yemas contra columnas sin después

mejor levántate como quien ya besó la cruz tres veces.

El pájaro jamás será tu perro junto al frío

sus ojos no tendrán escaleras como tenía la madre o la muchacha

siguen establos los hondos almacenes íntimos.

Acaso el viento girador desuelle

un buque o fuego más allá de la luna

mientras tus uñas dividan el hígado de un alce.

Retira los corceles porque allí nace de súbito la esfinge.

Que todas las agujas conviertan tu corazón en un escudo

que no dejen de convertirlo en una esponja

que en ti no azogue el rojo ni se incline

que al estallar la fruta se quiebre la paz de los festivos.

Hay espejos.

Las manos de la noche aún pueden regalarte el mar

o un desierto donde las sierpes sean los árboles.

Hay anillos.

Que un largo resplandor te astille y odies

la humareda que soy

como ahora te odias frente a tu oscuro doble:

quien era el amigo es mapa olvidado por los astros

quien tuvo caracol te da su último heno.

Quedan espadas y una mesa y mantel para las redondeces

un niño con la incesante sal de sus antepasados; 

le llamarán El Foso pero tendrá números y llaves.

La muerte

y los altos castillos que no piensas.

– Entre el cielo y la isla los tigres robando.

 


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