jueves, 11 de julio de 2019

Acabada la fiesta




Pier Paolo Pasolini


Acabada la fiesta en una Roma sorda
a toda ingenua espera, acabado el día,
como desperdicios al viento los pasos
del regreso, las voces, los silbidos, van
muriendo a raudales por las calles, exiguos
en los portales. Es la pausa de la cena:
más tarde, con la pesada inquietud
de una sombra infecta, sin aire, en los
atuendos festivos de gente extraña, allá 
donde el caos de la ciudad cristaliza
en un constelado resplandor de luces
a través de calles tapiadas por una paz
de muerte, vuelve la antigua noche...
Por los abandonados senderos fluviales
resplandecientes coronas de faros,
alguna estrella al flanco de las nubes,
y en el suburbio, desde Testaccio
a Monteverde, refluye cansado y húmedo 
un resonar de voces de transeúntes
y motores: solitaria incrustación
de nuestro mundo sobre el mudo universo.


Chiusa la festa

Chiusa la festa su una Roma sorda
a ogni ingenua attesa, chiuso il giorno,
come immondizie al vento i passi
del ritorno, le voci, i fischi, vanno
morendo vasti per le strade, radi
negli androni. È la sosta della cena:
poi, più tardi, con l’inquieto peso
dell’ombra sporca, senz’aria, nelle
vesti festive di una gente estranea,
là dove il caos della città si gela
in chiarori di lumi costellati
lungo strade murate da una pace
di morte, torna l’antica sera . . .
Per i lungofiumi abbandonati
smaglianti corone di fanali,
qualche stella ai fianchi delle nubi—
e sulle periferie, da Testaccio
a Monteverde, stagna stanco e umido
un vibrare di voci di passanti
e motori—sperduta incrostazione
del nostro mondo sul muto universo.


Versión: Pedro Marqués de Armas

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