Christopher Morley
Experiencia del Mandarín
Cuando el barco arribó al puerto
los reporteros de Nueva York
se apresuraron a asaltarme con preguntas.
Por alguna curiosa razón
querían indagar mis puntos de vista
sobre la Cuarta Dimensión
que era entonces
(según supe después)
asunto de discusión violenta
en las Secciones Dominicales Ilustradas.
Más bien complacido por su interés en tales cuestiones
dije, de toda buena fe:
"La Cuarta Dimensión es Supra Especial:
guarda la misma relación al Espacio
que el Espacio a un Plano.
Puede llamársele Continuidad,
o, poéticamente hablando, es la Sombra
que el Tiempo arroja sobre la Eternidad".
Pero los bien humorados Editores de la Ciudad
encontrando estos modestos pensamientos míos
insuficientemente ligeros
inventaron otros.
Esta tarde, con grandes cabezas salieron:
ANCIANO MANDARÍN DICE QUE LAS FALDAS CORTAS
LO HACEN SENTIRSE JOVEN NUEVAMENTE.
El Viejo Mandarín
Cuando visitaba América
vi dos cosas que me sorprendieron por extraordinarias:
gente empacada en el subway
balanceándose incómodamente en sus corvas
estudiando sin fin los periódicos
y gente empacada en los cines
mirando sin fin las películas.
Me dije:
si el pueblo norteamericano llega a desarrollar su mente
hay dos grandes industrias
que se arruinarán.
Inscripción para un casillero
A veces
al devanar las hojas de un libro
el ojo ase una frase luminosa
que una búsqueda metódica a través del volumen
no logra re-descubrir.
Así también, cada día,
hay momentos de brillante atonismo
que mi sobria retrospección
no puede nunca definir.
Aspecto útil del periódico
Y en cuanto a los periódicos
(dijo otro)
olvida usted que son el último amigo
que resta a muchos pobres diablos.
Vaya usted a Bettery Park
y vea a los chicos que yacen en el pasto.
Sus sábanas, sus almohadas,
son sombrillas, son periódicos,
periódicos sus biblias,
periódicos sus biblias.
Cuando todo lo demás se ha ido
un pobre diablo se agarrará a su periódico
como a su último lazo con la vida
Un místico americano
Pero usted no entiende el subway
dijo un místico americano
sentado junto a mí en el Rotary Club:
es una ermita viajera,
un monasterio en vuelo,
un convento que viaja a cincuenta millas por horas.
A sus ruidosos carros
descienden alegremente hombres y mujeres sensatos.
Saben que allí,
único lugar en la ciudad entera,
nadie podrá perturbar su meditación.
Traducción de Salvador Novo
Diario de la Marina, 10 de julio de 1927.
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