Joyce Kilmer
Pierde su libertad defendiendo la ajena,
Ata su voluntad con brillante cadena.
Va a borrar con su sangre, sereno y consciente,
Las manchas de Kultura de Guillermo y su gente.
Para evitar dolores, siempre heroico y callado.
Dolores cruentos sufre, valeroso el soldado.
Tiene que ser guerrero para acabar la guerra
Y concluir la lucha que ensangrenta la tierra.
Cuando la noche eterna llega, artera y falaz,
Muere con la esperanza de que venga la paz.
¿Qué le importa la muerte? La libertad es viva
Y no puede haber paz si la deja cautiva!
La Libertad defiente, desafiando al infierno.
Y con su valentía detiene el fuego eterno.
Desde la Santa Cruz, de espinas coronado,
Sonríe al Capitán, Adelante, Soldado!
Que concluirá la guerra, verá la paz el mundo
Y callarán los Hunos con silencio profundo.
Traducción de Maria Luisa Milanés
Diario de la Marina, 10 de junio de 1927.
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