Antonio Armenteros
Primer Asunto:
Aparentaba un amanecer distinto,
llovía y ninguno de nosotros se atrevió a desandar la provinciana ciudad, o a
comprar reservas alimentarias suficientes para el resto del mes. Teníamos la
televisión encendida durante la jornada, estábamos en huelga: protestábamos,
porque si existen situaciones límites, también hay soluciones prácticas y no
por capricho de jóvenes extranjeros alocados, sino por necesidad espiritual de
una época dada, época que en su decadencia nos excluía con sus signos vitales
cada vez más injustos y débiles. Agotamiento de la imaginación, de la capacidad
creadora, de la receptibilidad del sistema educativo ruso y por estos motivos
nosotros nos fuimos a protestar: Creamos una huelga. Por lo tanto aquella fecha
para mí se convirtió en el día de La Comuna en Rusia, con principios básicos: Liberté,
Egalité y Fraternité… Nadie se acordó de invitar al Amor.
El primer caso en ser analizado
fue el de Sergito que hace unas semanas insiste en querer regresar a la isla y
dejar inconclusos los estudios. A esta altura de la Asamblea ya habían
intervenido varios de los miembros del Colectivo estudiantil y dos de los
invitados –no convidados y sí impuestos por la Oficina de Educación Superior de
Moscú. Solicité la palabra a la Presidencia alzando el brazo –me aburrían los
patrones seudodemocráticos de nuestras reuniones, esa obligación calculadora,
fría que se eriza ante el menor indicio de erosión o de autenticidad no
paternalista.
–Compañeros... dije exponiendo las
circunstancias de la anterior resolución de Sergio.
Concluí y me senté a escuchar los
argumentos de los oficinistas sobre la imposibilidad de tipo ideológica en
primer lugar –de carácter económico en segundo lugar– de aceptar las razones de
Sergio junto a las nuestras. Aquellas expresiones estereotipadas de los
burócratas ahondaron mi aversión a los teóricos y las doctrinas.
–No hay porque complacer al
compañerito Sergio, no tenemos que tratarlo con indulgencia, nos resta solo
entender y a su vez hacerle comprender que el Estado Revolucionario gastó en su
viaje una gran cantidad de recursos, por lo tanto es inadmisible que un joven
comunista se comporte como un turista burgués, o un millonario en viaje a
Europa de placer y lo que puede resultar peor: ¡Que el Colectivo le permita
regresar al país sin una actitud crítica y autocrítica sobre tal
comportamiento, es ilógico observar que nosotros evadimos el esfuerzo revolucionario
y la orientación comunista de avanzada que tal actitud exige! –No sé para los
demás, pero para mí semejante galimatías era digno del cantinfleo más absurdo,
el “pelado” aparecía ante nosotros de nuevo, los funcionarios tratan de
explicar el caso de Sergito atrapados en las condiciones de la Guerra Fría, el
pensamiento dogmático que determina el embrutecimiento y la cementación
cerebral de muchos. Para estos ministrantes les era cara la idea de un Colectivo
monolítico, con decisiones compactas. En medio de esta apetencia de rara unidad
las contradicciones, ni las polémicas y mucho menos las ideas tienen cabida.
Sergio en los días de exámenes
posteriores recorrió cada una de las Repúblicas Soviéticas y, no se presentó en
el Instituto; tuvimos que organizar otra reunión a la carrera, está vez para
enviarlo de retorno a la isla. Ahora expulsado y triplicadas las refutaciones
económicas de los oficiales. En estos instantes Sergio es traductor de Inglés…,
a veces lo veo acompañado de su hijo y su perrito Rugai por los parques de
Miramar, por ahí en la vida corta:
Feliz.
Segundo Asunto:
En los siguientes casos no
deseaba intervenir luego de observar cómo era que actuaban los funcionarios
cubanos aliados con la dirección apócrifa del Colectivo. En los demás operaba
el temor de la posible expulsión a Cuba, cual invisible espada de Damocles
pendiendo sobre las cabezas, y nadie intervenía, ni opinaba. Los tres monitos
sabios: No hablo, no oigo, no veo. El decano del Instituto –parte rusa– leyó un
extenso manifiesto acusatorio sobre nuestros camaradas, los cuales serían
nombrados, comenzó el conteo regresivo:
–Iremos caso por caso… –Explica
el inquisidor obeso y continuó:
–Higinio Álvarez, mal estudiante,
resumiendo anda desbocado detrás de nuestras muchachas.
Se refería a las muchachas rusas,
o sea el burócrata leía traduciendo literalmente al español las opiniones del
Rector del Instituto… ¿Acaso desean que ande apareándose o enamorándose de
camellas o cabras?
–Es falta de respeto y contestón.
Leía el numerario y una alegre sonrisa ilumina su obeso rostro.
El azar posee sus propios
mecanismos para imponerse, por idéntica falta a principios del siglo XVIII
cubano, los amos esclavistas enviaban al cepo a sus esclavos. Bueno, la
servidumbre rusa[1] no nos era
extraña. Sabíamos que su único delito era haberle roto la cabeza a un ruso, con
el bafle del equipo de música en una discoteca. El alumno ruso seguía a todas
partes a Higinio desde que supo por boca de su amiga –concretamente novia en
ruso– que el cubano constituía su nuevo amor. Lo empujaba sin motivo aparente
por los corredores y las escaleras; cierta tarde incluso escupió a Higinio
delante de todos –incluida la muchacha– y le gritó despectivo: ¡Chimpancé,
sureño de mierda, vuelve a tu selva, salvaje! Se pone en movimiento el aparato
democrático que a mí me parece demagógico:
Votación: 38 a favor, 5 en contra y
nadie se abstiene.
Medida Disciplinaria: Expulsión
del Centro Educacional y de la URSS, por ende, del Colectivo. Se va para Cuba
en el próximo vuelo de Cubana de Aviación.
Marcador: 1 X 0 –A favor del
Decano.
– ¡Pedro Gonzáles! –Al escuchar
su nombre se levantó impelido por la voz del grueso funcionario, que pronuncia
su nombre con la fuerza del tañido de una campana.
–Mal estudiante, le faltó el
respeto a una profesora.
Lo sabíamos, conocíamos que su
delito consiste en haber entrado en horas no regulares al dormitorio de la
pedagoga, invitado por ella misma. La educadora a su vez era la amante del
Rector, el cual tuvo la pésima idea de visitar a la catedrática sin aviso
previo, coincidiendo con Pedrito que a esa hora se hallaba en el inmueble. El monarca
abrió la puerta con sus miles de llaves y se encontró con un cuadro digno del
erotismo de Oscar Kokoschka, los tortolitos estaban desnudos sobre el piso, ya
habían realizado el amor furiosamente en el lecho. Fueron rodando, rodando
hasta llegar casi a los pies del Decano frente a la puerta. Un triángulo de
expulsión/tensión amoroso. Se abre otra paradoja frente a los ojos burócratas mal
entrenados. Pedro no se delataría, ni a él, ni a la profesora. El Rector no lo
quería ver más en el Instituto. Un capítulo extraño: ¿Qué coño estábamos
analizando? En los ojos de Pedro se encendió una lucecilla de temeridad y la
turbiedad en aumento casi apagó su mirada. Se puso de pie y escuchó el
paradójico veredicto:
Votación: 38 a favor, 5 en contra y
nadie se abstiene.
Medida Disciplinaria: Expulsión. Se va en el próximo
vuelo de Cubana de Aviación.
Marcador: 2 X 0 –A favor del Decano. Otro regalo más
del Emperador.
–Abel Pestano Almenares.
–Apareció al fin un signo que nos indica la existencia de una madre entre
nosotros. Figura controvertida, se cree o considera el líder natural –leía
ahora el otro empleado bajito y calvo–, aconsejó e inculcó en sus condiscípulos
la peregrina conjura de no asistir a las clases el día 10 de Octubre, fecha
significativa en Cuba, pero que aquí en la URSS[2]
no dice nada, aquí celebramos jubilosamente el Triunfo del Gran Octubre, por el
nuevo calendario Gregoriano[3] en
Noviembre. Su actitud de franco desafío y desacato a las autoridades
educacionales compulsionó a nuestros camaradas soviéticos a solicitar nuestra
intervención en tan delicado asunto y convocar esta reunión o asamblea urgente
y bla, bla, bla… Comprendimos que viéndonos ignorados y encontrándonos abandonados por ambas
directivas; luego de pasar hambre y no recibir estipendio alguno, decidimos por
unanimidad designar a Abel, por su dominio del idioma ruso, como nuestro
legítimo representante o Jefe de Colectivo –más tarde fue removido de su cargo
por estos funcionarios aparecidos a última hora y contra de nuestras
voluntades. Lo cual nos alecciona sobre el real irrespeto de las autoridades
rusas y cubanas a nuestras librepensadoras decisiones.
Votación: 38 a favor, 5 en contra y
nadie se abstiene.
Medida Disciplinaria: Se va para
Cuba en el próximo vuelo de Cubana de Aviación.
Marcador: 3 X 0 –A favor del
Decano. Fin de la Reunión.
Tercer Asunto:
– ¿Dónde está el compañerito que
habló primero? Como al inicio levanté el
brazo disciplinadamente.
–Lo esperamos con los nuevos
jefes del Colectivo y el buró del Comité de Base de la UJC en el hotel. Se
dirigió hacia mí el grasoso ministrante, me miró con ojos sagaces, pero sin
verme en realidad, pues, cree que cuando se es joven, uno es sencillamente incapaz
de comprender las cosas.
Recuerdo el regreso de los
muchachos cerca de las cuatro de la madrugada del hotel, violando el reglamento
moral de la Residencia que fija como hora límite de ingreso la una del alba.
Nos contaron chistes verdes dichos por el Rector y lo describían esperanzados
de la siguiente manera: “El tipo es un vacilón, chévere de verdura. Aquello fue
lata, lata, la gran comelata y todo gratis”. Al final los demagogos le
entregaron a cada uno de ellos treinta rublos y enviaron los tuyos con ellos.
No los aceptaste… “Havana Club siete años, Vodka Anillos Dorados, oye, tremenda
cumbancha te perdiste, camaleón”. Jaranean felices.
En lo interno me sentía
complacido por no haber participado en esa farsa del hotel y quedarme ayudando
solidariamente a mis compañeros: Pedro, Higinio y Abel a empacar sus objetos.
Sergio se iría después –dos o tres meses más tarde–, y le escribí una extensa
carta a mi viejo donde intento explicar lo sucedido, la intromisión en nuestros
asuntos de las largas manos del oso ruso.
Cuarto Asunto:
Abel, por ser hijo de no sé
quién, pero muy influyente, continuó sus estudios en París, ahora mal vive como
especialista en ballet. A veces llega una postal o una invitación a mi puerta
con su nombre bien claro: Abel. En ocasiones recuerdo que luego de aquella
reunión tuve que estudiar como nadie, pues, existen ciertas intervenciones,
ciertas frases, ciertas actitudes que un Rector o Decano, aunque no te acuse
directamente, no puede permitir.
Quinto Asunto:
Masia,
la rusalka que escucha mis desvaríos se inquieta, recordándome al Kafka de La muralla china: “Qué tortura la de ser
gobernado por leyes que se ignoran... ¿Por qué mejor no me expulsan y me
prohíben que haga preguntas?” Antes de perder por completo la noción de las cosas,
percibo cual si fueran retazos de películas ya observadas los signos desacordes
de aquel día y Masia me acaricia la cabeza diciéndome: “Ya pasará. ¡Todo pasa,
cariño!” Ella no podía medir el grosor del agujero que se había abierto en mí
alma. No tenía sentido alguno explicarle aquellos síntomas de la estupidez
humana, aun cuando se agregue que por lógica no puede entenderlo. En lo
sucesivo mi virtud esencial será moverme en Rusia con extrema prudencia.
Sexto Asunto:
FINAL.
Novovóronezh, Rusia, tierras negras central,
1989.