domingo, 13 de marzo de 2016

La frontera del decir



Horácio Costa

        a Haroldo de Campos, in memoriam

- Conecta con eso.
Y es una piedra.
- Conecta con eso.
Es tierra.
- Conecta con eso.
Es nube. Tiene forma de dragón.
- Conecta con eso.
Es ola. Tiene forma de ola.
- Conecta con eso.
Es chip. Parece Shangri-lah.

No es sílice. Ni silencio. Ni palabra.
Conecta con eso.


                  STRUGA, MACEDONIA, 27 VIII 03



Versión Pedro Marqués de Armas



martes, 8 de marzo de 2016

Junto al lago





Robert Walser 



Una tarde, después de cenar, salí deprisa hacia el lago que ya no recuerdo bien en qué oscura y lluviosa melancolía estaba envuelto. Me senté en un banco colocado bajo las ramas abiertas de un sauce, y mientras me abandonaba a cavilaciones vagas, me imaginé que no estaba en ninguna parte, idea esta que me proporcionó un bienestar singularmente atractivo. Era maravillosa la imagen de tristeza junto al lago lluvioso, en cuyas aguas, cálidas y grises, caía una lluvia diligente y cautelosa, si se me permite la expresión. Mi anciano padre de blancos cabellos se presentó en mi mente, convirtiéndome en el acto en un crío tímido e insignificante, mientras la imagen de mi madre se unía al chapoteo suave y quedo de las delicadas olas. Con el vasto lago mirándome, vi la infancia que a su vez me contemplaba con ojos claros, bellos, bondadosos. Olvidaba por completo dónde me encontraba y volvía a saberlo. Algunas personas paseaban en silencio y con cuidado por la orilla, arriba y abajo; dos jóvenes obreras se sentaron en el banco vecino y empezaron a charlar entre ellas, y fuera, en el agua, en el lago encantador, donde se difundía suavemente el llanto benigno y apacible, los amantes de la navegación se deslizaban en lanchas o barquillas, con paraguas abiertos por encima de sus cabezas, una visión que me hizo fantasear que me encontraba en China, en Japón o en cualquier otro país fantástico, poético. Caía una lluvia dulce, mansa, sobre el agua, y estaba tan oscuro... El pensamiento dormía y un momento después velaba. Un barco de vapor se adentró en el lago; sus luces doradas brillaban en el agua reluciente, plateada y oscura que sostenía al hermoso barco, como si se regocijara por la fabulosa aparición. Poco después llegó la noche y con ella la orden amable de levantarse del banco bajo los árboles, alejarse de la orilla y emprender el regreso a casa.



Traducción: Rosa Pilar Blanco


Sueños. Prosa de la época de Biel (1913-1920), Ediciones Siruela.


sábado, 27 de febrero de 2016

Trabajos terrestres




Ida Vitale



A veces sospecha Byobu que lo importante está debajo de la superficie. Por eso escarba, escarba donde se le abra un espacio libre, donde pueda alcanzar un brazo de suelo sin árboles, sin casas, sin cáscara. Ama la tierra, la tierra húmeda de abajo, negra o gredosa, a la que desmonta de piedrecitas —que agrupa—, de mínimos bulbos en agraz. Con brío llega a la lombriz, que brota en la más sombra, en el humus oloroso, hebra vibrátil, contorsionista que se retuerce gratuita, ingrata de la luz, agravando su drama. El susto la atumora, le empalidece una parte, le amorata otra y Byobu mira y mira ecuánime a la lívida.

Porque gustarle, no le gusta ese falso gusano que nunca generará mariposa. De pronto, zas, la escinde en dos. Dos lombrices trabajan más que una, arbitran más galerías, airean lo agrumado, cumplen mejor su aplicación. Byobu, por hoy, tiene también aireada su conciencia prolija. 




Tomado de Letras Libres, Agosto 2002 



miércoles, 24 de febrero de 2016

Pasando la frontera



Nivaria Tejera


Mira allá el aire la nieve acumulada
Arenas movedizas nubes náufragas
De toda forma y naturaleza
Pasando la frontera ahora brazos voces risas avance usted
Camino de mis ojos ya no sé cómo andar
La frontera es de columnas es de sombras y en medio el infinito
Ojivales composiciones del espacio
Libertad tierra mía ya apareces
La montaña su roca cerca las nubes
Como un cuchillo vertebral el círculo sin puerta
La frontera otro adiós polvo y polvo cayendo de mis huesos
Matizados espejismos incorruptibles
El negro se escapa de los colores y transforma el círculo
Dices adiós como decir camino de soledad
Boreal caída entre sueños angostos
Estrechas vías del ojo asustado
Será mejor hacerse el muerto
La frontera el terror extensiones de nieve
Acucian el rojo el verde de la sangre
Entre las casas firmes y vigilantes oye un eco de ti
Reanímalo con el son limpio de tu pie
Más fluído que nunca en su «barco ebrio»
Distante ya la isla ignota
Su Tonel de las Danaides
Ahora corre corre mira la nieve allá y el cielo y la montaña
Que sobreviven como tú sin tierra
Deja atrás hueca la estatua de sal lívida
Su historia ajena su martilleo de herrumbres
Su Nada que es de nadie como todo
A ahora los sueños como siempre antes
En la noche que te persigue
En el día que te huye
Ahora y siempre antes
El arpón de la magia
Ese rostro ese espejo

La Vida



domingo, 21 de febrero de 2016

Miedo segundo





Vittorio Sereni




Miedo segundo

Nada tiene de espanto,
la voz que me llama
justo a mí
desde la calle bajo mi casa
a una hora de la noche:
es un breve despertar del viento,
una lluvia fugaz.
Al decir mi nombre no enumera
mis errores,
ni me reprocha el pasado.
Con dulzura (Vittorio,
Vittorio) me desarma, arma
contra mí mismo.



Paura seconda

Niente ha di spavento
la voce che chiama me
proprio me
dalla strada sotto casa
in un’ora di notte:
è un breve risveglio di vento,
una pioggia fuggiasca.
Nel dire il mio nome non enumera
i miei torti,
non mi rinfaccia il passato.
Con dolcezza (Vittorio
Vittorio) mi disarma, arma
contro me stesso me.




Versión Pedro Marqués de Armas