martes, 21 de octubre de 2014

El Barón Corvo





Joan Perucho


Ha escogido el gris caviar del Irán
y un Alex-Corton muy frío,
pues no es la miseria la que juzga
sino la venganza contra el impudor,
la seguridad ofensiva del sacerdocio.
En la naturaleza hay falsedad
según el adverado criterio de San Agustín.
«Jesus Christ n'a point voulu
du temoignage des démons», confirmó Pascal.
Londres está lejos y Venecia es triste.
El oro de Bizancio se fatiga en San Marcos;
pero murió en una triste pensión de familia
con el egoísmo del pez fuera del agua
escribiendo libros de decadente obscenidad.



Coímbra





André Pieyre de Mandiargues


                                                a J.

Estoy en Coímbra es decir Portugal
Los franceses se compran muñecas en traje regional
En cambio yo compro jabón en la Droguerie Astrale
pues tengo la intención de lavarme las manos
de mi país y los otros incluido el tuyo

Lo más curioso en este recodo
es una suerte de edificio sin nada de jardín
y que llaman sin embargo jardín de la Mancha

Con un aire de alambique de cuatro trompas
y cuatro retortas como pabellones pequeños
que podrían servir para sublimaciones

De noche los más desolados se vuelven mariposas
al son de una fuente de gotitas avaras
que nada tiene que ver con la Fuente de la Juventud
Cada uno lo sabe por doctrina o experiencia
Todo de un hastío lo bastante angustioso
como para gustarme una tarde al menos
y sustraerme aunque sea un instante
de mis pensamientos



Coímbra, 18 de agosto de 1960




Versión de M. Varón de Mena




lunes, 20 de octubre de 2014

Languidez de elefante





Arthur Cravan



Yo era grande, ¡querido Mississipi!
Por desprecio de poetas, gasterópodo amargo,
me iba, pero ¡qué amor en las estaciones y qué deporte en el mar!
¡Récord! Tenía seis años (¡aurora de tripa y frescor de pipí!)
Y esta mañana a las diez y diez el rápido
que flotaba sobre los raíles se cruzaba con trenes límpidos
y me lanzaba al aire, zambullida en tobogán.
Era el cien por hora y a pesar del rumor,
el encanto de los periódicos embriagaba a los fumadores,
y aunque el convoy fuera así lanzado,
arrastrando, imantando albatros y palomas,
a esta marcha loca el expreso me había acunado.
Mis ideas se doraban, los trigos estaban magníficos,
Los herbívoros pacían en el verde golfo de los prados.
Estaba loco de ser boxeador y sonreír a la yerba.





domingo, 19 de octubre de 2014

Roja botita perdida



Vasko Popa



Mi tatarabuela Sultana Urošević
Navegaba por el cielo en una tina de madera
Y cazaba nubes lluviosas

Con el lobuno y demás ungüentos
Hacía otros muchos milagros
Pequeños y grandes

Después de su muerte
Seguía entrometiéndose
En los asuntos de los vivos

La desenterraron
Para enseñarle a comportarse
Y enterrarla mejor

Ella yacía con las mejillas sonrosadas
En su caja de roble

Solo en un pie llevaba
Una botita roja
Con huellas de lodo frescas

La otra botita perdida
La buscaré hasta el final de mi vida 





Tradución de Dubravka Sužnjević


Autorretrato




María Villar Buceta


Carezco en absoluto de rasgos distintivos: ni una joroba hilarante, ni un miembro contrahecho me destaca de la abrumadora unanimidad del montón.

Visto siempre de blanco o de negro. Vivo como todo el mundo. Soy cortés y ceremoniosa con las mujeres. Y con los hombres. Y con los niños. Una desesperante regularidad rige mi vida. En política soy inevitablemente gubernamental. En las cuestiones internacionales me obstino en ser neutral. Jamás doy mi opinión a nadie: cuando no carezco de ella, la oculto avaramente.

Soy prudente hasta la cobardía. Me dejo atropellar …por comodidad. No utilizo el derecho de protesta. Vivo como anestesiada a todo sentimiento de rebeldía. Soporto con evangélica mansedumbre la charla de las comadres, los gritos de los chiquillos y las impertinencias de los tontos. Oigo con estúpida curiosidad todas las conversaciones. No me intereso por nada, pero me entero de todo, aunque nunca sé “hacerme cargo”…

Uniforme en mi actitud, soy inmune a todo proceso de evolución. El estoicismo es la piedra angular de mi carácter. Dijérase que estoy orgánicamente incapacitada para iniciarme y definirme en nuevas actitudes.

Mi edad es indefinible, como toda mi persona sin personalidad.

Ejemplar de una especie asexual, inclasificable, la suficiencia de los analistas estréllase ante mi amorfidad intelectual. Y piensa, sin querer, en El hombre mediocre, de Ingenieros. Y no se vuelve a acordar de mí, porque yo soy así: ¡el arquetipo del ente perfectamente vulgar!

Mas… he aquí que un buen día me doy cuenta de que vivo en las tinieblas y quiero salir de ellas, a toda costa. Un megalómano anhelo de “figurar” invade y turba la inacción de mis células cerebrales. En mi espíritu enfermo de oscuridad bulle la obsesión de una aurora que lo reivindique: ya no se resigna a ser un factor negativo en la sociedad. Y el ente-nulidad se convierte en el ente-iniciativa. Y organizo concursos literarios, y pronuncio conferencias, y me afilio a academias y ateneos. Y mando mi retrato a todos los periódicos y revistas, con el correspondiente autobombo. Los demás entes que andan por el mundo se agrupan en torno a este ente de talento excepcional, que es el “cerebro del día”. Llegaré a ser académica, o miembro de jurados de escultura. Se me verá, lento el paso, grave el rostro, con las manos cruzadas a la espalda: estaré resolviendo seguramente …la cuadratura del círculo. Acaso, al andar de Cronos, ingrese en la Sociedad Protectora de Animales. O me siente bajo la cúpula de los Inmortales.

Para entonces, ¡oh amigos!, ¡oh poetas!, si me encontráis al paso, descubríos. ¡Es la Villar-Buceta, superhembra, que pasa!