domingo, 13 de abril de 2025

Rémy de Gourmont (1858-1915)


Ezra Pound 


Dado que Rémy de Gourmont encontró su propia forma en la prosa, así también en la poesía, probablemente por influencia de los sequaires medievales (especialmente los de Goddeschalk, citados en su trabajo sobre el Latin mystique), recreó las letanías. Fue éste uno de los grandes aportes del "simbolismo", de la doctrina por la que el poeta tenía que "sugerir, no presentar"; en sus manos, este método indirecto se vuelve sumamente eficaz. La procesión de todas las mujeres hermosas se mueve delante de nosotros en las Litanies de la rose, y el ritmo es incomparable. No es poesía que se quede en el papel, tiene que avivarse en la audición, o bien en la más fina audición de quien sepa imaginar su sonido. Es necesario "oírla" de algún modo, y entonces, de esa ebriedad nace la belleza. No soy injusto con De Gourmont al citar este único poema. La Letanía de los árboles es igualmente hermosa, o casi. Los sonetos en prosa son diferentes; proceden del habla común, de la conversación. Quizá Paul Fort comenzó, o recomenzó a componer el parloteo común en parágrafos de prosa rimada, a veces bastante simpáticamente.

(Aquí citaba Les litanies de la rose, pero son demasiado largas para este "Suplemento", y suponen un problema especial.)


Escrito en Rapallo; traducción de René Palacios More. Editorial Swan, 1982. 



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