martes, 4 de junio de 2024

Gastón Baquero: el nombre y los seudónimos



 

En cuanto salió de Cuba, Baquero empezó a recibir premios y a publicar en la prensa española sus vitriólicas opiniones sobre el proceso cubano. Lo mismo convertía al Che en «correo del zar» del eje Pekín-Moscú, que hacía de Cuba ejemplo del triunfo de la política sobre la geopolítica o acusaba a Fidel Castro de tomar «continuamente benzedrina con coñac» para dar sus largos discursos. Lo que pasaba en Cuba le parecía un absurdo, un macabro experimento condenado a fracasar. El franquismo acabó y sus esperanzas también. Con los años, su pesimismo se agudizó y llegó la pesadumbre, una forma de melancolía semejante a la que vio en su querido Darío, «que con toda probabilidad tiene sus raíces en el mestizaje, en la mezcla de las sangres, en la precipitación un poco sofocada de las razas». Asumió su derrota con filosofía, como parte del destino americano y su sistema de castas y regionalismos, una superposición de las nuevas leyes a las antiguas y una sustitución de los viejos poderes por nuevas oligarquías. 

                                                                             
                                                  
                                                Ernesto Hernández Busto

                                                  Ensayo completo: Aquí





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