sábado, 2 de marzo de 2024

Estacas


Luis Miguel Nava 


Mis huesos están encajados en el desierto, no hay uno sólo en mi cuerpo que se escape.

Clavados todos en la arena del desierto, unos tras otros, alineados.

Sería absurdo hablar de esqueleto.

La piel fue entretanto enterrada, algunos ya han caminado sobre ella. ¿Quién diría? La piel, antes izada, una bandera, casi una corona.

El viento se apoderó de mis vértebras. El sol mismo que entre ellas brilla es descarnado, un sol desierto, donde el desierto penetró.

Quizás podríamos lavarlo, este desierto, quién sabe, o amarrarlo, amordazarlo. La piel garantiza el espacio, el resto luego se verá.

 

Estacas


Os meus ossos estão espetados no deserto, não há um só no meu corpo que lhe escape.

Cravados todos eles na areia do deserto, uns a seguir aos outros, alinhados.

Seria absurdo falar-se de esqueleto.

A pele foi entretanto soterrada, há quem já tenha caminhado em cima dela. Quem diria? A pele, outrora hasteada, uma bandeira, quase uma coroa.

O vento apoderou-se-me das vértebras. O próprio sol que entre elas brilha é descarnado, um sol deserto, onde o deserto penetrou.

Talvez pudéssemos lavá-lo, este deserto, quem sabe, ou amarrá-lo, amordaçá-lo. A pele garante o espaço, o resto logo se veria.


Traducción: Pedro Marqués de Armas 


No hay comentarios:

Publicar un comentario