Silencio. Boca cerrada.
En las ramas del oído,
oyes la voz encantada
de Jesús Labio Florido.
Oyes. Divino parlar!
y vuelas con siete vuelos
increíble, por el mar,
por la tierra y por los
cielos.
Soy primer adelantado
de nueva geografía.
Deslumbrado, deslumbrado,
estoy viendo. No sabía,
que nada supo de viajes,
aquel viajero Simbad;
que los útiles encajes
de los cuentos de Bagdad,
se deshacen al tocar.
Ya no cuentes, Sharazada,
porque ahora todo el mar,
todo el mar, es como nada.
Retozo de niños, Argos.
Y retozaba Jasón
sobre los mares amargos.
Quien no lo sabe. Colón
es otro niño que juega.
Sus Indias Occidentales
busca jugando. Navega,
sometido a las plurales
suertes, babor, estribor,
barlovento, sotavento.
Juega, juega jugador
para que huelan a cuento,
las historias de tu vida.
Yo ahora soy aviador
de siglos, por la florida
boca de Nuestro Señor.
Más que Lindbergh, siete
vuelos,
para volar y volar,
como nadie, por los
cielos,
por la tierra y por el
mar.
Julio Valle Castillo: Poetas modernistas de Nicaragua, Editorial Nueva Nicaragua, pp. 287-89.
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