Nadie cantó
a sus gatos,
como tú
en tu libro,
A TRAVÉS DE MI ESPEJO.
Aquél que,
mientras se lame,
muerde su garra y te
ignora y no puedes
llamarlo amigo
nunca aun sabiéndolo
contiguo y
contigo y en
tu casa siempre.
Porque —¡ay!—
no hay quien
disimule su ser
mejor que él.
Sólo a
ti Poeta Eliseo
Diego sólo a ti
pudo hacer
reflexionar trascendentalmente
en Budismo
Zen ese
gatito sentado
tan solemne
en el
crepúsculo del jardín.
Sólo tú
lo contemplaste como
principio y fin.
Yo evoco
a mi POE,
perdido en orfandad
de afecto,
errando en
un túnel sin
vislumbre (es el
Averno
de los
gatos, los túneles);
también tú, Eliseo
Diego, supiste
del pesar, del
desconsuelo
por el
GATO QUE NO VOLVIÓ. Al que ya no
verías
durmiendo a
gracia suelta, pero
lo recobrarías:
su pelaje, la noche, las
blancas nubes sus manchas.
Su silla
preferida
y el
silencio, te lo
nombrarán a sus
anchas.
Sábado
5 Marzo 1994
Altamirano
D’Este # 8
Tomado de TIEMPO 32 ARCHIPIÉLAGO
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