Alberto Caeiro
Al atardecer, de codos en la ventana,
y sabiendo de soslayo que
hay campos enfrente,
leo hasta que los
ojos me arden
el libro de Cesário Verde.
¡Qué pena siento por él!
Era un campesino
que andaba en libertad condicional por la
ciudad.
porque el modo como miraba
las casas,
y el modo como reparaba en
las calles,
y la manera como veía las
cosas,
era la de quien mira hacia los
árboles,
y la de quien baja los ojos por el camino que desanda
y se pone a acechar las flores del campo...
Por eso tenía aquella gran
tristeza
que él nunca tuvo a bien confesar,
porque andaba en la ciudad como quien anda en el campo
porque andaba en la ciudad como quien anda en el campo
igual de triste que secar flores
en libros
o colocar plantas en macetas
Cesário Verde
Ao entardecer, debruçado
pela janela,
E sabendo de soslaio que
há campos em frente,
Leio até me arderem os
olhos
O livro de Cesário Verde.
Que pena que tenho dele!
Ele era um camponês
Que andava preso em
liberdade pela cidade.
Mas o modo como olhava
para as casas,
E o modo como reparava nas
ruas,
E a maneira como dava
pelas cousas,
É o de quem olha para
árvores,
E de quem desce os olhos
pela estrada por onde vai andando
E anda a reparar nas
flores que há pelos campos ...
Por isso ele tinha aquela
grande tristeza
Que ele nunca disse bem
que tinha,
Mas andava na cidade como
quem anda no campo
E triste como esmagar
flores em livros
E pôr plantas em jarros...
Versión: Pedro Marqués de Armas
Versión: Pedro Marqués de Armas
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