Umberto Saba
Le hablé a una cabra.
Estaba sola en el campo, atada.
Repleta de hierba, empapada
por la lluvia, balaba.
Semejante balido era fraterno
a mi dolor. Le respondí, primero
en broma, luego, porque el dolor es eterno,
tiene una voz y no cambia.
Esa voz sentí gemir
en una cabra solitaria.
En una cabra de cara semita
sentí querellarse todos los males,
de todas las vidas.
La capra
Ho parlato a una capra.
Era sola sul prato, era legata.
Sazia d’erba, bagnata
dalla pioggia, belava.
Quell’uguale belato era fraterno
al mio dolore. Ed io risposi, prima
per celia, poi perché il dolore è eterno.
ha una voce e non varia.
Questa voce sentiva
gemere in una capra solitaria.
In una capra dal viso semita
sentiva querelarsi ogni altro male,
ogni altra vita.
versión, P. M. de A.
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