miércoles, 24 de febrero de 2016
Pasando la frontera
Nivaria Tejera
Mira allá el aire la nieve acumulada
Arenas movedizas nubes náufragas
De toda forma y naturaleza
Pasando la frontera ahora brazos voces risas avance usted
Camino de mis ojos ya no sé cómo andar
La frontera es de columnas es de sombras y en medio el infinito
Ojivales composiciones del espacio
Libertad tierra mía ya apareces
La montaña su roca cerca las nubes
Como un cuchillo vertebral el círculo sin puerta
La frontera otro adiós polvo y polvo cayendo de mis huesos
Matizados espejismos incorruptibles
El negro se escapa de los colores y transforma el círculo
Dices adiós como decir camino de soledad
Boreal caída entre sueños angostos
Estrechas vías del ojo asustado
Será mejor hacerse el muerto
La frontera el terror extensiones de nieve
Acucian el rojo el verde de la sangre
Entre las casas firmes y vigilantes oye un eco de ti
Reanímalo con el son limpio de tu pie
Más fluído que nunca en su «barco ebrio»
Distante ya la isla ignota
Su Tonel de las Danaides
Ahora corre corre mira la nieve allá y el cielo y la montaña
Que sobreviven como tú sin tierra
Deja atrás hueca la estatua de sal lívida
Su historia ajena su martilleo de herrumbres
Su Nada que es de nadie como todo
A ahora los sueños como siempre antes
En la noche que te persigue
En el día que te huye
Ahora y siempre antes
El arpón de la magia
Ese rostro ese espejo
Tú
La Vida
domingo, 21 de febrero de 2016
Miedo segundo
Vittorio Sereni
Miedo segundo
Nada tiene de
espanto,
la voz que me llama
justo a mí
desde la calle bajo mi casa
a una hora de la
noche:
es un breve
despertar del viento,
una lluvia fugaz.
Al decir mi nombre
no enumera
mis errores,
ni me reprocha el pasado.
Con dulzura
(Vittorio,
Vittorio) me
desarma, arma
contra mí mismo.
Paura seconda
Niente ha di
spavento
la voce che chiama
me
proprio me
dalla strada sotto
casa
in un’ora di notte:
è un breve risveglio
di vento,
una pioggia
fuggiasca.
Nel dire il mio nome
non enumera
i miei torti,
non mi rinfaccia il
passato.
Con dolcezza
(Vittorio
Vittorio) mi
disarma, arma
contro me stesso me.
Versión Pedro Marqués de Armas
sábado, 20 de febrero de 2016
Stalin y la poesía
Eduardo Chirinos
¿De qué hablamos cuando hablamos de pureza?
Hablamos de tachar, borrar, eliminar palabras
incómodas, palabras intrusas. Hablamos de
repudiar lo que alguna vez fue nuestro, de lo
que debemos ocultar como a un hijo deforme,
un muñón ciego. La violencia es necesaria, la
delación incluso. Se trata de vigilar palabras,
de exigirles obediencia, un pasado limpio,
generaciones de gloria y nadita de manchas.
Atravesando los Urales, más allá del Cáucaso,
de las aguas infectadas y azules del Danubio
habita la impureza. ¿De qué hablamos cuando
hablamos de impureza? Hablamos de acoger,
hablamos de aceptar palabras incómodas y
sucias. Hablamos de recobrar lo que alguna
vez fue nuestro, de heridas que no quieren
transformarse en cicatrices. La piedad es ne-
cesaria, la caridad incluso. Hay poetas impuros
y por lo tanto democráticos: Walt Whitman
por ejemplo, Neruda por ejemplo. Hay poetas
puros y por lo tanto estalinistas: Jiménez, por
ejemplo, Valéry por ejemplo. Sus simpatías
políticas no cuentan, sus opciones partidarias
poco importan. En lo que a mí respecta, hay
días en que amanezco democrático. Noches
en que madrugo estalinista.
domingo, 14 de febrero de 2016
Precauciones -haciéndome la víctima-
Ángel Escobar
Este café con leche fue el que dieron
en el año 2000 para tu entierro.
Este cigarro que abusa y coge cuerda,
Escobar, Escobar, este relajo
de dominós y humos y peces viejos -
sin alcohol bobali
ni leyenda suici
ha ocurrido seguro alguna vez en el pasado.
Es como cuando llue-
ve, según Borges. Uno se está muriendo
en cualquier sueño.
Ahora mismo, el presente es lugar
y el futuro una simple ceremonia.
domingo, 7 de febrero de 2016
Hacia el cadalso
Jorge Gaitán Durán
Tú no has conseguido nada, me dice el tiempo,
Todo lo has perdido en tu lid imbécil
Contra los dioses. Sólo te quedan palabras,
Tú no has sido nada: ni padre ni guerrero,
Ni súbdito ni príncipe –ni Diógenes el perro;
Y ahora la muerte –cáncer y silencio en tu garganta–
Te hace besar las ruinas que escupiste.
Mas yo he sido: vilano, un día; otro, vulnerable
Titán contra su sombra. Yo he vivido:
Árbol de incendios, semen de amo
Que por un instante tiene el mundo con su cuerpo.
El idiota repite estas palabras hasta el cadalso
Interminablemente: ¡He vivido!
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