Lo seguiste en secreto incluso en series provinciales
en el Pontón y el D’Beche
con tal verlo a menos
de dos metros
Tenía un modo propio de pararse en home
y sostenía el bate en alto
como si apuntara a un punto
(invisible)
tras las gradas
Lo seguiste en secreto incluso cuando se lesionó
justo donde era firme
casi equino el pie
y desde luego a la salida del estadio
y cuando lo sacaron en andas
y al regresar más tarde (efímero)
y cuando no salió más
(al diamante)
también lo seguiste
pero nunca le palmeaste el hombro
ni le pediste que te firmara nada
siempre a dos metros
de él
era a fin de cuentas tu ídolo
tenías derecho a hacerlo
hasta el juego aquel en que
sin más
te saludó
no como a una sombra (por costumbre)
sino como el que advierte
otra forma de adoración
tú escribías en secreto su biografía
y él debió
entender
Pedro Marqués de Armas
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