Virgilio Piñera
Ferdydurke produjo en los círculos de la élite polaca una fuerte conmoción. Según el juicio de un crítico: “admiración rayana en la idolatría”. Aquí en Buenos Aires, en pequeños grupos, esta obra despertó una curiosidad inusitada. En mi sentir (y creo que para las quince o veinte personas que ayudaron a su traducción) la lectura de una página más me confirmaba que Ferdydurke estaba a la par de las cumbres de la literatura contemporánea. El hecho de sacrificar largos meses en la difícil, casi ímproba versión de Ferdydurke, quitará, supongo, a mis palabras todo sabor de barato elogio. Por otra parte, como ningún libro teme más, odia más y presta más valor al juicio humano que éste, conviene hablar con sinceridad.
Ferdydurke es un libro de choque, de combate. Estas humorísticas aventuras de un hombre infantilizado constituyen un escándalo literario, pero escándalo de la más alta seriedad. Atacando ¡y con qué audacia! ciertas básicas falsificaciones del mundo actual que hasta ahora se nos escapaban, Ferdydurke nos procura una especie de alivio psíquico, o dicho de otro modo, representa una descarga.
Artísticamente, es obra de una riqueza enorme. El lector mismo se dará cuenta de la calidad de esta poesía violenta y baja, del brillo y la profundidad de este teatro grotesco y locamente humorístico, de la amplitud y fuerza del estilo, y sobre todo, de tantos y tantos descubrimientos artísticos y psicológicos diseminados en sus páginas. El ultramodernismo de Gombrowicz, por juntarse con la sencillez de espíritu, espontaneidad y frescura de alma, se vuelve vital y natural. Nada de los estériles refinamientos que caracterizan al arte moderno. Aquí un hombre contemporáneo, realista y cuerdo, dotado de fuerte personalidad, busca y encuentra sus propios medios de expresión. Y esto le basta.
Mirado Ferdydurke por su lado intelectual constituye una revisión de todo nuestro modo de ser cultural. Se puede estar o no de acuerdo con las sorprendentes tesis de Gombrowicz, pero no cabe duda de que Ferdydurke apunta y acierta a uno de los más drásticos y sensibles nervios de nuestra cultura. Y es una revisión especialmente valiosa para Hispanoamérica -clásico continente de la inmadurez.
Resulta difícil prever la suerte de este
mensaje entre nosotros, sobre todo cuando no nos llega de París… Creo, sin
embargo, que con estas breves líneas no hago otra cosa sino disparar el primer
tiro en la batalla que tarde o temprano van a librar los ferdydurkistas de
Hispanoamérica. Téngase bien presente que en el caso de este libro no se trata
de una novela más.
Texto de solapa a Ferdydurke de Witold Gombrowicz, Buenos Aires,
Argos, 1947.
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