lunes, 24 de enero de 2022

Mensaje a Severo Sarduy



Manuel Díaz Martínez


No pediré que te proclamen santo

ni en Roma ni en La Habana ni en París,

aunque bien visto tú estuviste a un tris

de ser canonizado en vida: tanto


supiste ser tal cual eras, y tanto

nos gustaba que tú fueras así

—tan nuestro, tan de todos, tan de ti—

que en este mundo parecías santo.


No pediré tu canonización

porque en Roma y con esa religión

tu destino sería una capilla.


Como hijo de Elegguá que eras, diré

a los orishas antillanos que

te nombren Ángel de la Jiribilla.



Tomado de Memorias para el invierno (1995)


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