Ezra Pound
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los granujas,
en la ocasión propicia concededme, os lo ruego,
una tabaquería no muy grande.
Con envases brillantes y menudos
apilados en orden sobre los anaqueles
y las pendientes piezas olorosas de tabaco prensado
y en tiras,
y el lustroso Virginia
puesto debajo del cristal pulido,
y un par de balanzas sin excesiva mugre,
y las puntillas que de paso llegan a cambiar dos palabras,
una frase de prisa, y a componerse un poco el pelo.
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los granujas,
prestadme una tabaquería no muy grande,
o establecedme en una profesión cualquiera
salvo esta diabólica profesión de las letras,
en la que se precisa la inteligencia todo el tiempo.
Traducción de Jaime García Terrés
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