Oliverio Girondo
¡Se celebra el adulterio de
María con la Paloma Sacra!
Una lluvia pulverizada lustra “La Plaza de las
Verduras”, se hincha en globitos que navegan por la vereda y de repente
estallan sin motivo.
Entre los dedos de las
arcadas, una multitud espesa amasa su desilusión; mientras, la banda gruñe un
tiempo de vals, para que los estandartes den cuatro vueltas y se paren.
La Virgen, sentada en una
fuente, como sobre un “bidé”, derrama un agua enrojecida por las bombitas de
luz eléctrica que le han puesto en los pies.
¡Guitarras! ¡Mandolinas!
¡Balcones sin escalas y sin Julietas! Paraguas que sudan y son como la
supervivencia de una flora ya fósil. Capiteles donde unos monos se entretienen
desde hace nueve siglos en hacer el amor. El cielo simple, verdoso, un poco
sucio, es del mismo color que el uniforme de los soldados.
Verona, julio, 1921.
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