domingo, 2 de febrero de 2020

Penélope reconoce a Odiseo (Versión libre del Canto XXIII de la Odisea)




Dolores Labarcena


La escena tiene lugar en la sala comedor de la casa. Penélope en la ventana pensando, y mirando al mar

Penélope: ¡Bah! Otra Rebeca más y dejo por completo el ganchillo. He tejido ciento cincuenta Rebecas.

Euriclea (en off): ¡Alegría! ¡Aquí lo que hace falta es un buen sarao!

Penélope: ¡Eso!

Penélope grita por la ventana que hay fiesta. Invita con un ademán a los vecinos. Vienen los dos bailadores

Penélope (canta): “¡Bien pagá'! ¡Me llaman, la bien pagá'!”

Continúa la canción en CD, ahora interpretada por Sara Montiel

Na' te debo, na' me pi'as…
Si fuí mala o buena, orví'alo ya
To' te lo ha paga'o, mi carne morena
No maldigas payo, que estamos en paz
No te quiero, no me quieras
Si to' me lo diste, yo na' te pedí
No me eches en cara, que to' lo perdiste
También a tu vera, yo to' lo perdí…

Bailadores (la secundan): “¡Bien pagá'! ¡La llaman, la bien pagá'!”

Penélope canta y baila con ellos. Sigue Sara Montiel en CD

No te engaño, quiero a otro
No pienses por eso, que farsa te fui…

Entra Odiseo aprovechando la algarabía

Odiseo (a Penélope): ¡Mmmm!... ¡Qué bien te conservas! Ese vestido negro te honra, al igual ese lunar que tienes en la…

Penélope: ¡Señor!, que soy viuda, más respeto. Canto por no llorar, mis vecinos lo saben.

Los bailadores se apartan de Penélope, pero continúan bailando al pie del sofá

Odiseo: Señora, perdone usted si le he… Chsss… Dudo que sea viuda.

Penélope (entre risas): ¿Eh? Pues mire usted, llevo años más sola que la una. Aunque eso sí, pretendientes no me han faltado.

Odiseo: ¿Y si le digo que no es viuda? Si… ehhh… su marido está vivo y coleando. ¿Cómo reaccionaría?

Penélope: Je, je, je… ¡Hombre! Dejaría de tejer Rebecas. A todos los pretendientes los he tenido a raya con el ganchillo. Pero ya me cansé. Debo decidir mi futuro. No tengo veinte.

Odiseo: Está usted muy... ehhh… Tan hermosa como ojos humanos jamás…  Escuche, mi reina…

Penélope: ¡Uyuyuy! Oiga, señor, usted ha venido a mi casa sin yo invitarlo. Respete sus canas y disfrute de la fiesta.

Odiseo: Yo y tú…

Penélope (colérica): ¡Ajá! ¡Conque esas tenemos! ¡Vaya personaje! Sepa que no es el primer carcamal en este pueblo en llenarse la boca con semejante falsedad. Ah, y un consejo, si no quiere terminar con un ojo a la virulé ahí está la puerta.

Con un mohín de repugnancia Penélope se aleja de Odiseo y arrastra a los bailadores hacia el centro de la sala comedor

Penélope (entre risas canta): Na' te pido, na' me llevo. Entre estas paredes to' me lo dejé…”.

Bailadores a la par: “¡Bien pagá'! ¡La llaman, la bien pagá'!”

Mientras cantan y bailan Odiseo se precipita y suplicante clama rodilla en tierra

Odiseo: ¡Soy Odiseo!

Los bailadores se burlan y continúan bailando. Penélope agarra a Odiseo por el brazo. Se desplazan hacia la ventana

Penélope (extrañada): ¡Ah, sí!... Tsk, tsk… demuéstremelo a ver… a ver…

Odiseo con voz idiotizada por temor a no ser reconocido se vuelve a arrodillar. Penélope calmosa como una secretaria saca una lima del delantal y se frota las uñas mirando al macramé de la maceta de orquídeas que cuelga del dintel de la ventana

Odiseo: ¡Penélope, heme aquí! Derrocada la distancia mi corazón crepita cual llama que se dilata. Y si en mis versos...

Penélope (iracunda): ¡Y encima poeta! ¡Venga ya!

Odiseo: Ehhh… Lo sé. He cambiado. El tiempo no perdona. Pero puedo decirte ennnn… sí, había un secreter, te lo dejó tu abuela, y yo compré un colchón de borra.

Penélope: ¡Uf!, es cierto, de borra. Ya lo cambié. No se puede retener el progreso. De lana. Gracias al ganchillo compré uno de lana. Tejiendo Rebecas, ¿sabes?, esas chaquetitas que se han puesto de moda. ¡Quién lo diría! Así que eres Odiseo. ¡Al fin! Más nunca me dirán la viuda.

Penélope manda callar a Sara Montiel y grita por la ventana que regresó su marido. Odiseo la persigue y tiernamente la abraza. Los bailadores aplauden

Bailadores a la par: ¡Bravo, bravo!

Odiseo: Mi reina, ya no estarás más... Bueno, si no me capturan. Huir. Soy tu hombre… ¿Clandestino?... ehhh… ¡Perseguido, perseguido!

Penélope (a Euriclea): ¡Música, Maestro! ¡Vamos, vamos, pon a la Montiel!

Odiseo (a Penélope): Sí, amor mío, bailemos. Por ahora bailemos.

Todos bailando y cantando a coro se van de la escena

“¡Bien pagá'!
¡La llaman, la bien pagá'!”


Aplausos. Una ovación rotunda. En la sala de conferencias, entre los residentes, el personal administrativo-sanitario y el hijo de Carles, éramos treinta personas. Un éxito, dijo el jefe. Todo el mundo colmándonos de parabienes. Inmediatamente el buffet. Nekane y el profesor de Tai Chi no se separaron ni un segundo después de la puesta en escena. Carles y Pancracio quejándose de la duración de la obra, a ambos le dolían los espolones de tanto bailar. Rosendo no estuvo mal, aun así con brotes de amnesia asombrosos, por eso evité la escena inicial, cuando Odiseo propone a los vecinos que vistan sus mejores galas. Candela, una actriz, conmovida se inclinaba y daba las gracias con el delantal en la mano. Le regalaron un ramo de gerberas y jacintos.



Fragmento de Diario de un tuátara, Baile del Sol, 2018. 


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