sábado, 18 de mayo de 2019

Salvador Novo



EL PUEBLO

Las ampliaciones
bajo los bajos muros
presentan el pasado
en las facciones.

Aunque el tren cirujano
hace a diario
transfusión de glóbulos blancos
no es más que un cigarrillo
en un prado
y las calles
van a dar todas a la iglesia.

Un disco negro
rubrica la ciudad
en nuestro cerebro

Y la estatua de la Libertad
abre la carta de mi cama.


CEMENTERIO

El hombre que inventó los ángulos
en su propio laberinto
fatiga sus pasos.
¡Horizonte, curva, dos puntos
y el camino más corto!
Pero siempre dos puntos
y una distancia.

¡Si naufragásemos! Andamos
como Jesús sobre las aguas
y asoman mástiles
de los que ya se hundieron
en nuestro mar.


CIUDAD

Carretes
de hilo para enhebrar la sed
infinita sobre los techos.

Huecos en la carne
de los edificios
para el dolor de adivinar
el aire remoto.

El suelo
se pega a nuestros pies
aunque ascendamos
como se aspira
para expirar.

Broches de sol absurdo
en la pared
como en estantes hay
vida en hojas interrumpidas.


Social, La Habana, enero de 1924, p. 21.



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