Empleado municipal en Guayaquil, Hugo Mayo (Manta, 1895-1988)
es uno de los poetas más
interesantes de la
primera vanguardia. Fundó la
célebre revista Motocicleta. No publicó libro alguno
hasta los años 70.
En Poesía viva del
Ecuador, Adoum escribió de él: “Realizó por su cuenta e introdujo en el
país los más audaces experimentos de
avanzada de la
vanguardia, desde el
surrealismo hasta el
creacionismo, desde el ultraísmo
hasta el estridentismo. Solitario
e insólito (a
la aparición de
sus primeros poemas, un crítico
publicó un artículo titulado “Un loco anda suelto en Guayaquil”) no tuvo en su
momento nadie que lo siguiera: se ha dicho que “su generación fue él”...
Entre sus obras: El regreso (1973), Poemas de Hugo
Mayo (1976) y El
zaguán de aluminio (1982).
Sepelio del papagayo K
A José María
Eguren
En la loma de los
limoneros
ochenta y siete papagayos
lo enterraron.
Yo también.
Por caminos torcidos de
maizales secos,
con inquietadores asobios
lejanos.
Yo también.
Con la preñez clandestina
de cabras morenas,
y el parpar de unos patos
montunos.
Yo también.
En la loma de los
limoneros
ochenta y siete papagayos
lo lloraron.
Yo también.
Bajo una llovizna mojando,
angustiada.
Oyendo chirridos de grillos
salvajes.
Yo también.
Mientras dos caloyos
huían, atontados;
y un rano, reviejo, miraba
tristón.
Yo también.
Entre los humazos de unos
pajonales
y el mugido fúnebre de un
buey.
Yo también.
Desde la loma de los
limoneros
ochenta y siete papagayos
regresaron.
Yo también.
Con el vientecillo que
esconde la siembra.
Por entre senderos que
abrió el leñador.
Yo también.
Trayendo el silencio del
asno paciente.
Brindando hospedaje a un
hondo pesar.
Yo también.
Con espinaduras de los
cardoncillos.
Un guabo tendido en la
sombra negra.
Yo también.
A la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos
van los martes.
Yo también.
La vida es un traspié
Si digo "treinta y
tres" –orden del médico–
me golpea mi propio yo
adentro
Y hasta me voy hundiendo
y el tapeteado corazón se
bate a solas
No sé si pido lo imposible
Que aunque me resulta un
quitasueño
la vida es un traspié
buscado
Y a mi manera cruzar la
mar intento
Pero hay agua maligna en
sus mareas
Y a qué esa señal que no
descifro
si en la espelunca donde
me encierro
escribo mi vida en un
poema.
La tos del cerdo
Hasta me voy de filo
cuando muerdo
la tentación del carretero
de fumar la distancia en
un cigarro
Pero desarmándome en medio
de la calle
estoy de estos engaños
Recordé lo del tango
"A mí me toca
emprender la retirada"
Sin embargo de atrás una
noticia traigo
La tos del cerdo ha sido
siempre
un caso clínico polémico
.
La dentadura y el amor
Las cosas son así, hay que
aceptarlas
aunque pesquemos sin
quererlo
un pequeño resfriado
Que un diálogo de besos
podría cambiar la
dentadura
frente al amor que arde
Sanseacabó es cierto
si alguien presta pronto
la suya
Los odontólogos van a
cerrar
sus clínicas ante este
anuncio
"Se alquilan
dentaduras de asnos"
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