Jules Supervielle
Cuando a mi puerta llegaron los caballos del Tiempo
y ante ella se detienen, al mirarlos beber
vacilo, y me sacude vago estremecimiento,
puesto que ellos aplacan con mi sangre su sed.
Agradecidos, vuelven a mi rostro sus ojos,
y ante sus alargadas facciones, mi inquietud
es más honda; y me quedo desfallecido y solo,
y siento que me invade tan honda laxitud,
que evanescente noche mis pupilas inunda
y mis perdidas fuerzas tengo que reponer,
que así, al volver la errante pareja sitibunda,
podrá encontrarme aún vivo y en mí calmar su sed.
Les chevaux du temps
Quand les chevaux du Temps s’arretent a ma porte
J’hésite un peu toujonrs a les regarder boire
Fuisque c’est de mon sang qu’ils étanchent leur soif.
lis
tournent vers ma face un oeil reconnaissant
Fendant que
leurs longs traits m’emplissent de faiblesse
Et me laissent si las, si seul et décevant
Qu’une nuit passagere envahit mes paupieres
Et qu’il me faut soudain refaire en moi des forces
Four qu’un jour ou viendrait l’attelage assoifé
Je puisse encore
vivre et les désaltérer.
Traducción: Max Henríquez Ureña
Social, febrero-marzo 1936, p. 18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario