martes, 21 de octubre de 2025

Malva apagado



John Ashbery 



A veinte millas, en las más frías

aguas del Atlántico, miras anhelante

hacia la costa. ¿Alguna vez amaste a alguien

ahí? Sí, pero era apenas un gato, y yo,

un manatí, ¿qué podía hacer? No hay recompensas

en este mundo por haberse meado la vida, aún

si implica llegar a ver icebergs olvidados

de hace décadas separándose de la masa

para nadar bajo la superficie, levantando

una montaña de vidrio desbordante antes de abalanzarse erectos

para empezar el viaje peligroso desconocido

hacia el horizonte desolado.

                                                     Ése fue el modo

En que pensaba acerca de cada día, cuando era joven; un desprenderse,

a la vez suicida e imbuido de una cierta gracia ritual.

Después, hubo tantos protagonistas

que uno se perdía un poco, como en una selva de doppelgängers.

Muchas cosas estaban aconteciendo. Y la luna, balanceándose

sobre la loma como una toronja enorme y lisa, comprendió

la importancia de cada una, y no estaba dispuesta

a facilitar la tarea de nadie, aunque la amamos.



Traducción: Roberto Echavarren 



No hay comentarios:

Publicar un comentario