viernes, 20 de mayo de 2022

Salomé


 

Efrén Rebolledo


Son cual dos mariposas sus ligeros

pies, y arrojando el velo que la escuda,

aparece magnífica y desnuda

al fulgor de los rojos reverberos.

 

Sobre su oscura tez lucen regueros

de extrañas gemas, se abre su menuda

boca, y prodigan su fragancia cruda

frescas flores y raros pebeteros.

 

Todavía anhelante y sudorosa

de la danza sensual, la abierta rosa

de su virginidad brinda al tetrarca,

 

y contemplando el lívido trofeo

de Yokanán, el nubil cuerpo enarca

sacudida de horror y de deseo.



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