Pedro Marqués de Armas
Casi puede seguirse el rastro de los escritores que han pasado por Villa Waldberta. No hay más que echar un vistazo en las dedicatorias o libros de autor. Gao Dei, Minah, Hussin, Karet, Mankiw, Thobi, Herbert (no el polaco), Xavi Sierra… En fin, todas las “regiones literarias del mundo”. El elenco de compatriotas es variopinto: Montero, Mujica, Solar & Valdés. Los relatorios no están a la vista sino en gavetas. Cada becario tiene la suya, donde se archivan, además de manuscritos, curriculums, CDs., recortes de prensa, souvenirs y hasta tickets de metro y lavandería.
La gaveta de Gao Dei es curiosa: contiene una muñequita de cuerda que baila la “Danza China” de Tchaikovsky. A Gao se le reconoce en los círculos literarios de Occidente por su capacidad para “romper barreras”, el único que ha sabido conjugar el “verso trunco” con motivos más exteriores, a la manera epigramática de Horacio.
午后随笔
女侍沉甸甸的乳房
草梅冰激凌
遮阳伞礼貌地照顾我
太阳照顾一只潮虫
醉汉们吹响子空酒瓶
我和烟卷一起走神
警笛,收缩着地平线
限制了我的时间
水龙头千吼的西合院
升起了无为的秋天
Apuntes vespertinos
las tetas enormes de
la camarera
helado de frambuesa
un toldo me cubre
amablemente
el sol mima a un
escarabajo de agua
palurdos soplan
botellas vacías de vino
mi cigarro y yo
soñamos
una sirena anuda el
horizonte
limita mi tiempo
un grifo aúlla en el
patio del conjunto de departamentos
el otoño se alza
indiferente
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