lunes, 29 de septiembre de 2014

Elegía




Joseph Brodsky



Cariño, al haber perdido tus encantos, vete al campo, vete a vivir a un pueblo.
Los espejos de allí ansían el moho, no el semblante de doncella.
Un río también, viene con murmullos; y los campos, con surcos,
evidentemente se olvidaron para siempre de los tipos robustos.

Sólo niños alrededor. Y en cuanto a la pertenencia de esta basura,
sólo lo saben los que encarcelan a los mocosos más tarde,
o no lo sabe nadie; o lo sabe un icono cubierto de telarañas.
Y sólo la ley viene a arar en primavera.

Vete a vivir a un pueblo, cariño. En una arboleda o en un campo resulta
más fácil examinar el martillo o considerar qué llevar puesto.
Allí, en cien millas a la redonda, el tuyo es el único lápiz
de labios, aunque mejor sería que su trozo de metal no tuviera que
ver con la balística.

Ya sabes que es mejor envejecer donde un mojón cabecea,
donde la belleza no significa absolutamente nada,
o no significa juventud, senos, semen,
pues el tiempo, en general, es en realidad todas las estaciones.

Eso debería curar el ennui, aunque seríamos reacios a
patentar esto. Y los bosques de allí claman que todo lo sucedido
ya; y no sólo una vez. Y el número total
de lo que ya ocurrió es la raíz de su clamor constante.

Es mejor envejecer en un pueblo. Allí, aunque fueras una
ermitaña, distinguirías fácil mente un crucifijo diminuto en un olmo
imprudente totalmente desnudo, en la bolsa de un campesino, 
en las varoniles bardanas, en polillas que revolotean sólo 
durante veinticuatro horas.

Y yo iré a estar allí contigo. Sin embargo, en este grito ardiente
de unión contigo no veas tu triunfo sino el de esos seres,
pues, igual que una sábana, la tierra sigue mejor no el lenguaje
del amor sino el de los senderos, barrancos, hondonadas.

¡Pero y si no voy! Cualquier sumidero o cráter
o el agua con sabor a navaja de afeitar de alguna fuente
oscura o las zarzas de un andén o un espantapájaros cojo
son, francamente,yo; es decir, lo que no te importa.

Vete a un pueblo, cariño. Ya sabes que un rostro
estropeado sólo demuestra que existen formas más
fluidas de hacer nudos, ¡ah, muchos otros métodos!
Pero casi nunca vemos lo que nos está observando.

Ya sabes que un paisaje es lo que nunca
conoces. Piensa en eso cuando pienses que todo ha terminado.
Cuando un día veas algunas pinceladas descoloridas, cariño,
te veras a ti misma y una pincelada descolorida allí cerca.




1992

Traducción de Alejandro Valero



No hay comentarios:

Publicar un comentario