domingo, 27 de mayo de 2018

Cesário Verde



Alberto Caeiro


Al atardecer, de codos en la ventana,
y sabiendo de soslayo que hay campos enfrente,
leo hasta que los ojos me arden
el libro de Cesário Verde.

¡Qué pena siento por él! Era un campesino
que andaba en libertad condicional por la ciudad.
porque el modo como miraba las casas,
y el modo como reparaba en las calles,
y la manera como veía las cosas,
era la de quien mira hacia los árboles,
y la de quien baja los ojos por el camino que desanda
y se pone a acechar las flores del campo...

Por eso tenía aquella gran tristeza
que él nunca tuvo a bien confesar,
porque andaba en la ciudad como quien anda en el campo
igual de triste que secar flores en libros
o colocar plantas en macetas


Cesário Verde

Ao entardecer, debruçado pela janela,
E sabendo de soslaio que há campos em frente,
Leio até me arderem os olhos
O livro de Cesário Verde.

Que pena que tenho dele! Ele era um camponês
Que andava preso em liberdade pela cidade.
Mas o modo como olhava para as casas,
E o modo como reparava nas ruas,
E a maneira como dava pelas cousas,
É o de quem olha para árvores,
E de quem desce os olhos pela estrada por onde vai andando
E anda a reparar nas flores que há pelos campos ...

Por isso ele tinha aquela grande tristeza
Que ele nunca disse bem que tinha,
Mas andava na cidade como quem anda no campo
E triste como esmagar flores em livros
E pôr plantas em jarros...



Versión: Pedro Marqués de Armas


miércoles, 23 de mayo de 2018

Sin brújula



Luciano Erba


Según Darwin debería haber sido eliminado
según Malthus ni siquiera haber nacido
según Lombroso comoquiera terminaré mal
para no hablar de Marx, yo, pequeño burgués
escapar, pues, escapar
adelante atrás al lado
(como todos en el cuarenta) pero
persisten complejos personales
¿estoy al este de mi herida
o al sur de mi muerte?


Senza bussola

Secondo Darwin avrei dovuto essere eliminato
secondo Malthus neppure essere nato
secondo Lombroso finirò comunque male
e non sto a dire di Marx, io, petit bourgeois
scappare, dunque, scappare
in avanti in indietro di fianco
(così nel quaranta quando tutti) ma
permangono personali perplessità
sono ad est della mia ferita
o a sud della mia morte?


Trad. Dolores Labarcena y Pedro Marqués de Armas


lunes, 21 de mayo de 2018

Epígrafe




Leonardo Sinisgalli 


Cuando partiste, como es nuestra costumbre,
separaron en el cofre tus objetos pequeños y queridos.
Te pusieron la sombrilla para el sol
porque partías a un reino tórrido
y te vistieron de blanco.
Eras todavía una niña,
una niña difícil de criar.
Así fuiste acogida con resignada dulzura,
custodiada y conducida a la luz
como espiga madura en un campo agotado.
Yo recuerdo, hermana, tu gorjeo
cuando te encerrabas a llorar en el portal
porque querías subir al techo para quedarte.
Sólo eras feliz si lograbas elevarte del suelo.

Te pusieron en el cofre los objetos más queridos,
incluso una moneda de oro en la mano
para darle al barquero que te habría acompañado
a la otra orilla. Y nos quedamos acá
en la casa enorme que sabías revolver como un saco.
Durante días nadie tuvo ganas de ordenarla.
Nos recogimos en torno a la chimenea,
pensando en tu gran viaje,
con la tristeza de enviarte sola a un país desconocido.
La abuela llevaba años esperándonos.
Por años ninguno de nosotros había sido llamado.  
¿En la inmensa plaga, en aquella larga cuarentena,
cómo hicieron para reconocerse?

Te habíamos puesto dentro del cofre los objetos más queridos,
tu sombrilla, tu peine, un pequeño manojo de flores.
Mi madre te seguía en cada paso, de la casa
a la iglesia, de la iglesia al cementerio.
Daba refugio en su estancia a cada mariposa,
y mantuvo largo tiempo la casa abierta
con la esperanza de que pudieras volver.

Un día una mujer vino a tocar a la puerta,
a decirnos que te había soñado.
Tenía una hija enferma, una compañera tuya,
y tú la habías visitado.
En sueño le hablaste a aquella mujer, preguntaste por algo
que ella no sabía: porque no oía en el sueño
y tú hablabas y parecía que preguntaras por una cosa
que en la confusión de la despedida se olvidó.
Mi madre revisó entre tus cartas, 
se detuvo a buscar en tus cuadernos uno a uno.
Miramos por última vez
tu escritura tierna, tu diminuto nombre
escrito por tu pequeña mano.
Atamos con una cinta blanca tus cuadernos
que habíamos olvidado. La niña te los llevaría.
Acomodamos tus cuadernos en el cofre
de la compañera que tú habías elegido.
También ella iba vestida de blanco
hacia el tórrido reino del que nunca nadie ha regresado.


EPIGRAFE

Quando partisti, come è nostra usanza,
inzepparono la cassa dei tuoi piccoli oggetti cari.
Ti misero l’ ombrellino da sole
perché andavi in un torrido regno
e ti vestirono di bianco.
Eri ancora una bambina,
una bambina difficile a crescere.
Pure fosti accolta con rassegnata dolcezza,
custodita e portata alla luce
come matura la spiga in un campo esausto.
lo ricordo, sorella, il tuo pigolìo
quando ti chiudevi a piangere sulla loggia
perché volevi andare sul tetto a stare.
Eri felice soltanto se potevi sollevarti un poco da terra.

Ti misero nella cassa gli oggetti più cari,
perfino una monetina d’oro nella mano
da dare al barcaiolo che ti avrebbe accompagnata
all’altra riva. Noi restammo di qua
nella grande casa che tu sapevi rivoltare come un sacco.
Per un po’ di giorni nessuno ebbe voglia di riassettarla.
Ci raccogliemmo intorno al camino
pensando al tuo grande viaggio,
alla tristezza di mandarti sola in un paese sconosciuto.
La nonna stava ad aspettarci da anni.
Da anni nessuno di noi era stato chiamato.
Nell ‘immensa plaga, in quella lunga quarantena
come avete fatto a riconoscervi?

Ti avevamo messo dentro la cassa gli oggetti più cari,
il tuo ombrellino, il tuo pettine, un piccolo mazzo di fiori.
Mia madre ti seguiva ad ogni tappa, dalla casa
alla chiesa, dalla chiesa al cimitero.
Dava ricetto nella sua stanza ad ogni farfalla,
e tenne per lungo tempo la casa aperta
nella speranza che tu potessi tornare.

Un giorno una donna venne a bussare alla porta,
a dirci che ti aveva sognata.
La donna aveva una bimba malata, una tua compagna,
e tu avevi visitata.
Parlasti in sogno a quella donna, chiedesti qualcosa
che ella non sapeva: perché non sentiva in sogno
e tu parlavi e pareva che chiedessi una cosa
che nella confusione del distacco era stata dimenticata.
Mia madre rovistò tra le tue carte,
stette a lungo a cercare i tuoi quaderni a uno a uno.
Guardammo per l’ultima volta
la tua scrittura tenera, il tuo esile nome
scritto dalla tua piccola mano.
Furono legati con un nastro bianco i tuoi quaderni
che avevamo dimenticati. La bambina te li avrebbe portati.
Aggiustammo i tuoi quaderni nella cassa
della compagna che tu avevi prediletta.
Anch’essa venne vestita di bianco
nel torrido regno da cui nessuno è mai tornato.



Traducción: Dolores Labarcena y Pedro Marqués de Armas


jueves, 17 de mayo de 2018

El queso


Luciano Erba


Será bueno hablar de mi manera
de habitar el mundo del presente
(un sistema espacial donde intercambio
forma y cuerpo con lo que me rodea
con las cosas a cuyo encuentro voy
para vivir en ellas y ellas en mí)
será bueno revelar que tal manera
de estar próximo a lo cotidiano
me resultó clara ab initio una mañana,
eran tiempos de guerra, tenía hambre,
miré de lado a lado por los agujeros
de una fina lasca de queso
tan absorto que me sentí secuestrado
y era un poco de aquí y un poco de allá.


Il formaggio

Sarà bene parlando di un mio modo
di abitare nel mondo del presente
(un sistema spaziale dove scambio
forma e corpo con quanto mi sta attorno
con le cose alle quali vado incontro
per vivere in loro e loro in me)
sarà bene riveli che tal modo
di stare vicino al quotidiano
mi fu chiaro ab initio una mattina
avevo fame, era tempo di guerra
da parte a parte guardavo nei buchi
di una fetta sottile di formaggio
così assorto mi sentivo rapito
ed ero un po' di qua e un po' di là.



Traducción: Dolores Labarcena y Pedro Marqués de Armas


martes, 15 de mayo de 2018

Lucca




Giuseppe Ungaretti

En mi casa, en Egipto, tras la cena,
después de rezar el rosario,
mi madre nos hablaba de estos lugares.
Mi infancia fue toda esa maravilla.
La ciudad tiene un tráfico temeroso y fanático.
Entre sus paredes sólo se está de paso.
Aquí la meta es partir.
Me siento al fresco en la puerta de la hostería
con gente que habla de California como de sus granjas.
Con terror me descubro en sus modales.
Siento correr cálida por las venas
la sangre de mis muertos.
También yo tomo una azada.
En los muslos humeantes de la tierra me sorprendo riendo.
Adiós deseos, nostalgias.
Del pasado y del porvenir sé cuanto un hombre puede saber.
No me queda nada por profanar, nada por soñar.
Conozco ya mi destino, y mi origen.
No me queda más que resignarme a morir.
Criaré, pues, tranquilamente a mi prole.
Todo lo he gozado, y sufrido.
Cuando un apetito maligno me lanzaba
en amores mortales, agradecía la vida.
Ahora que, también yo, considero el amor
como una garantía de la especie,
tengo en vista la muerte.

Lucca

A casa mia, in Egitto, dopo cena, recitato il rosario, mia madre
ci parlava di questi posti.
La mia infanzia ne fu tutta meravigliata.
La città ha un traffico timorato e fanatico.
In queste mura non ci si sta che di passaggio.
Qui la meta è partire.
Mi sono seduto al fresco sulla porta dell'osteria con della gente
che mi parla di California come d'un suo podere.
Mi scopro con terrore nei connotati di queste persone.
Ora lo sento scorrere caldo nelle mie vene, il sangue dei miei morti.
Ho preso anch'io una zappa.
Nelle cosce fumanti della terra mi scopro a ridere.
Addio desideri, nostalgie.
So di passato e d'avvenire quanto un uomo può saperne.
Conosco ormai il mio destino, e la mia origine.
Non mi rimane che rassegnarmi a morire.
Alleverò dunque tranquillamente una prole.
Quando un appetito maligno mi spingeva negli amori mortali,
Lodavo la vita.
Ora che considero, anch'io, l'amore come una garanzia della specie,
ho in vista la morte.


Versión: Pedro Marqués de Armas